El Grupo Autonómico Leonés (GAL), salta al escenario político y social el
verano del 1.977. Nace en la idea de agrupar a todos aquellos que desde
diferentes perspectivas políticas deseaban que la Región Leonesa fuese una de
las autonomías de la España democrática que estaba naciendo. Se trataba de que
hubiese un reconocimiento político a lo que era la Región formada por León,
Zamora y Salamanca que se podía ver en los mapas políticos que se estudiaban en
aquel momento. En definitiva, de buscar un reconocimiento a lo que ya estaba
existiendo.
El GAL nace
también desde el rechazo a las maniobras que se estaban dando en diferentes
partidos para anular esa identidad regional leonesa. Es por ello que entre los
fundadores del GAL encontramos a personas que militaban en el PCE y que
rechazaban la posición de su partido de favorecer la inclusión de la Región
Leonesa en la autonomía de Castilla y León (el PCE fue de los pocos partidos
que mantuvo siempre la misma posición, aun soportando discrepancias en su
militancia).
GAL no llegó
a ser nunca un partido político y admitió siempre la posible doble militancia.
Así esas personas fundadoras del GAL seguían siendo militantes del PCE, como en
su día hubo otros de diferentes partidos. Ese concepto de la doble militancia también
funcionaba en otra organización con la que se compartían fines, Comunidad
Castellana. En esta última organización militaba Anselmo Carretero inspirador
de ese concepto de España como nación de naciones que ahora enarbola Pedro
Sánchez (no en vano Anselmo Carretero era un destacado militante del PSOE).
En la
filosofía del GAL siempre estuvo claro que había que agrupar al conjunto de la
ciudadanía leonesa en un objetivo común y que para ello había que evitar tener
un marcado perfil ideológico. También era claro que la defensa de la Región
Leonesa también lo era de la Región Castellana (o a la inversa). La afirmación
de la Región Castellana suponía la de la Región Leonesa (siempre y cuando no se
nos considerase como “parte de Castilla”). Por eso mismo hubo actos y
comunicados conjuntos con Comunidad Castellana.
Entre los
fines que se marcaba el GAL en sus inicios estaban: Difundir la conciencia
leonesa y el sentimiento regionalista, apoyo a actividades culturales,
aceptación de la bandera de León y conseguir el estatuto de autonomía para la
Región Leonesa. Creo sinceramente que si se hace balance de esos objetivos
después de 40 años podríamos decir que el GAL contribuyó de manera importante a
alcanzar los tres primeros y ha quedado “pendiente” el cuarto.
La ilusión y
el convencimiento en las propias ideas han tenido que luchar con la fuerza
económica y política de unas instituciones que han gastado cientos de millones
de euros en conseguir la aceptación de un marco político impuesto. Después de
40 años no lo han conseguido y la bandera castellano-leonesa tan sólo ondea en
las alturas de los edificios, pero está plenamente ausente de las calles
leonesas. Nadie (o casi nadie) la siente como propia y por ello hay una
contraposición evidente entre lo que son los sentimientos de la ciudadanía y
las banderas oficiales que ondean en los balcones de las distintas
instituciones.
En esa lucha
contra los poderes institucionales el Grupo Autonómico Leonés no consigue su
legalización hasta el año 1.980 y lo hace gracias a la intervención del
diputado Andrés Fernández que aunque militante del PSOE formaba parte en aquel
momento del grupo mixto. Hoy en uno de los impulsores del colectivo “Baldomero
Lozano”.
En su
devenir el GAL mantiene sus primeras reuniones en un local tan emblemático como
“Casa Benito”. Con el tiempo y tras la disolución del Partido Socialista
Popular (liderado por Tierno Galván) “hereda” lo que era la sede de ese partido
en la calle doctor Fleming. Hay que recordar que muchos de los militantes del
PSP estaban opuestos a la incorporación de ese partido al PSOE entre otras
cosas por cuanto siempre habían
defendido la autonomía leonesa. En consecuencia prefieren incorporarse al Grupo
Autonómico Leonés, en lugar de hacerlo al PSOE.
Curiosamente
a pesar de ser fundada por gente del PCE o a las conexiones con el Partido Socialista
Popular antes comentadas, el Grupo Autonómico Leonés se tenía que defender de
aquellos que lo vinculaban con las “opciones de derechas”. Todo ello por cuanto
en aquellos momentos había personalidades de lo que era Alianza Popular
(especialmente José María Suárez) que también apostaban por la necesidad de
conformar una autonomía de la Región Leonesa.
Fue desde el
Grupo Autonómico Leonés desde donde se impulsaron diferentes manifestaciones
leonesistas durante este proceso. Algunas de ellas supusieron las mayores de la
historia leonesa. En 40 años jamás ha habido alguna manifestación promoviendo
la autonomía de Castilla y León (al menos en lo que se refiere a las provincias
de la Región Leonesa).
Las alertas del
GAL sobre “el nuevo centralismo de Valladolid”, de los intentos de “absorción
cultural” o del empobrecimiento económico y la despoblación siguen tan vigentes
hoy como hace 40 años. La única diferencia es que lo que se apuntaba como
previsión hoy los datos lo reflejan con absoluta claridad. Los errores no
caducan y rectificar es de sabios. Esperemos encontrar algún “sabio” que sea capaz de rectificar el error.
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