lunes, 17 de septiembre de 2018

EL ESCAPARATE DE LA VIDA CIUDADANA.




           

            Los escaparates de los comercios son como espejos donde se refleja la vida de los pueblos y ciudades. Tal vez por ello mismo en algunas poblaciones se ha realizado una campaña en la que los comercios durante un fin de semana han cubierto sus escaparates de telas negras. Se ha querido concienciar a la ciudadanía de lo que significaría el lugar donde viven si se prescindiese de los comercios. Es como si esa vida ciudadana sufriese de repente un apagón (con efectos también en las horas de luz).

            Especialmente el pequeño comercio es el canal donde encuentran salida los productos de empresas familiares que tienen una producción limitada. Es también donde se cuida especialmente la calidad.

            Cuando se habla tanto de la sostenibilidad y de “productos km 0”, podemos decir que tal vez donde mejor se cumplen estos criterios es en los pequeños establecimientos comerciales. La producción “local” la encontramos en mucha mayor medida en una pequeña tienda que en las grandes cadenas.

            La historia de una ciudad, de un medio social, va ligada muy directamente a los establecimientos comerciales que han convivido con nosotros en nuestros paseos y en general en  la cotidianidad de nuestra vida. Son parte del decorado ciudadano. Cuando alguno de esos comercios históricos cierra, todos sentimos que hemos perdido algo.

            Sin embargo en la ciudadanía esos rasgos de identidad afectiva no siempre van acompañados de modos de conducta que lleven a mantener “vivos” esos establecimientos. Parece que se quiere que ese pequeño comercio se mantenga en nuestras calles aunque luego (cada día más) canalicemos las compras a través de internet o de las grandes cadenas de distribución. Es una cierta incoherencia. Esas tiendas no pueden subsistir si las vaciamos de compradores.

            El mundo cambia y también aquí se hace necesario el adaptarse a esos cambios. Diríamos que el proceso no difiere mucho del que nos ha dibujado Darwin en su teoría evolucionista y en el “origen de las especies”. La supervivencia se liga a la capacidad de adaptación.

            A mi modo de ver ese proceso  debe de fundamentarse en tres grandes líneas: Selección del producto, conocimiento del cliente y comodidad en el proceso de compra.


           La selección del producto puede ir unida a una cierta especialización, de modo que en ese establecimiento se pueda encontrar aquello que es complicado verlo por otros canales de distribución. Así será fundamental la conexión con los pequeños productores y dentro de ellos aquellos que podemos tener en el entorno más cercano. Creo en mayor medida posible la diferenciación en calidad que hacerlo en precio. Es decir facilitar encontrar el mejor producto. La distribución masificada puede abaratar precios, pero masificación no suele ir unida a calidad.

            El conocimiento del cliente entiendo que es un factor esencial en lo que debe ser un factor diferencial del pequeño comercio. Significa saber lo que son nuestros gustos para en base a ello poder adaptar la oferta que se tiene en el comercio a lo que son las preferencias del cliente.

            En el pequeño comercio se establece un “diálogo” entre el producto y el comprador a través del vendedor. En ello será básico conocer lo que son las características de aquello que se vende para luego poder trasladarlo al cliente. No es el producto que te puedas encontrar en una estantería o en la pantalla de un ordenador.

            En ese sentido será también básica la confianza que te pueda trasmitir tu interlocutor. Esto es algo que cada vez nos falta más. En su afán de abaratar costes muchas grandes empresas han trasladado el contacto humano al que podamos tener con una máquina. Sin embargo “el consejo” siempre tiene rostro humano y debe estar asociado a alguien que nos dé suficiente confianza. El conocimiento del producto y del cliente así como la honestidad, son los valores básicos en que se asienta esa confianza.

            El valor de la comodidad se va imponiendo cada vez más en nuestros medios sociales. Diría que el tiempo es un bien muy preciado, por lo que necesitamos el acceder con rapidez a aquello que queremos. Por otro lado nuestra sociedad va sustituyendo las comunicaciones personales por las que se establecen a través de los diversos canales que nos facilita internet. Esa comodidad también se ha trasladado a los medios para hacer la compra. Uno de los factores más importantes que explica el incremento de la venta a través de internet es la facilidad de acceso a gran cantidad de productos en cualquier horario y desde cualquier lugar.

            En ese sentido creo que el pequeño comercio debe realizar un esfuerzo por hacer la compra más cómoda a sus clientes. Conseguir que internet sea un escaparate de aquello que venden, explicando y promoviendo los productos que pueden encontrar en su establecimiento. Renovar con periodicidad suficiente lo que es su escaparate virtual. Facilitar hacer lo más cómoda posible la entrega del producto al cliente.

            Los cambios en los hábitos de la ciudadanía y en el pequeño comercio son algo necesario para que sigan siendo el escaparate de nuestra cotidiana vida ciudadana.

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