domingo, 23 de junio de 2019

EL VALOR DE LAS PERSONAS.




          Uno tiene la sensación de que el medio social avanza en el sentido de sustituir la interacción personal por la relación con algún tipo de máquina. La persona que nos atendía ha tendido a desaparecer, desde las gasolineras, a los peajes pasando por las oficinas bancarias. También en el comercio ha ganado peso la compra por de internet en detrimento del pequeño comercio.

            Todo ello va creando un universo en el que al cliente se le hace caminar en solitario en un medio social cada vez más complejo. Tal vez desde la filosofía de “mejor sólo que mal acompañado”, las instituciones crean un marasmo normativo y restrictivo. Así, se pueden ver situaciones extrañas. Por ejemplo, cuando alguien quiere hacer una determinada inversión, pero después de hacer un llamado “test de idoneidad” el banco le dirige a hacer otra que no es la que demanda. Se coarta la libertad de elegir. En otros casos se obliga a abrir determinados archivos para que se pueda efectuar la compra. No importa que esos archivos puedan estar en inglés y que el cliente no conozca ese idioma, tampoco es necesario que los lea, lo sustancial es que los abra y con ello se pueda justificar que ha sido informado. Una falacia absoluta. Desde luego “más papeles”, no significa “más información”.

            En las comunicaciones telefónicas se ha sustituido el que una voz te conteste al otro lado del teléfono por un “marque el…”. Evidentemente no es lo mismo y muchas veces te lleva a la desesperación. No creo que sea el mejor procedimiento de contacto con el cliente. De hecho, se tiende a utilizar para recoger demandas o reclamaciones, mientras para la venta se sigue utilizando el contacto personal. Por algo será.

            El procedimiento de abaratar costes está llevando a eliminar personas en las tareas de contacto con el cliente. Se promueven y se sugieren vías alternativas que eliminen ese contacto personal. Hace ya bastantes años David Riesman hablaba de “las muchedumbres solitarias”, creo que ese fenómeno se ha acrecentado mucho con el paso del tiempo. La soledad es un problema social cada vez más importante. Lo es para muchos ancianos, de modo que se han creado organizaciones sociales que tratan de paliar esa situación. También lo es en el modo solitario con el que el cliente se relaciona con un determinado producto. Hay un mayor nivel de exigencia sobre las cosas a conocer para tratar de acertar en esa elección. Pero no podemos conocer y saber de todo, nuestras capacidades son limitadas.

            También en el ámbito de la sociología hay una cierta tendencia al “sírvase usted mismo”. En este caso es facilitar un buen número de datos a un cliente o al medio social y ya se encargarán ellos luego de interpretarlos. Es un poco “que ellos se apañen”. Sin embargo “descubrir” la información que se esconde bajo tantos números no es tan fácil. Nos esforzamos más en hacer que esa montonera de números sea suficientemente vistosa, que en analizar lo que pueda aportar.

            Estas situaciones nos han llevado a que las cosas se analicen también en un plano individual y sin establecer relaciones entre ellas. Es como un análisis médico en el que te indican unos parámetros (que por cierto cambian en función de quién sea el que hace ese análisis). Eso supone que muchos pacientes, desde la simplicidad de las cosas, se limitan a valorar si sus parámetros se encuentran dentro de lo que ese papel indica como “normal”. Sin embargo, las realidades suelen ser bastante más complejas.

            Tengo la sensación que está evolución social va acompañada por incrementar la valoración que se hace lo que se aporta desde los criterios personales. En tanto cada vez es más “rara avis” ello hace que se le tienda a dar mayor valor. Se demanda lo que nos falta y eso nos lleva a ganar en aprecio.

            Hay quien nos dibuja una sociedad del futuro en el que van desapareciendo cada vez más esas relaciones personales. Yo tengo mis dudas de que ello vaya a ser así. En el medio social funciona la ley del péndulo y no es lineal en su evolución. Diría que en este momento hay una tendencia a que si quieres contacto personal lo tienes que pagar. Por otro lado, se busca ahorrar costes, evitando personal para presentar productos a mejor precio.

            El progreso social hay que ligarlo al pensamiento y a las ideas. Los automatismos pueden servir para simplificarnos tareas, pero el avance surge de lo que puedan aportar las personas. Se necesitan líderes que propicien mejoras en los diferentes campos ya sea en la política, en la economía o en la ciencia.

            El hiperproteccionismo que se deja ver en nuestra sociedad lleva a crear “inútiles” que son incapaces de afrontar los diferentes retos que en cada momento les va a plantear la vida.

            El error es algo que nos puede ayudar en la superación de nuestros objetivos. Identificar aquello en lo que hemos podido fallar nos facilitará el buscar encontrar los mecanismos correctores. Errar es algo que va unido a la libertad de las personas. No creo que sea lo mejor dejar que otros decidan por nosotros ni promover el evitar los canales de contacto personal.

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