Parto del principio general de que
“más números, no es más información”. Creo que a la vez existe una cierta
tendencia a lanzar documentación que teniendo muchos números ofrecen escasas
explicaciones. En ello me refiero no sólo a los datos que se ofrecen sobre el
Covid-19 sino que entiendo que es algo que habitualmente se puede ver en cualquier
otro campo.
Desde
esa posición creo que se hace necesario seleccionar los datos que son más
relevantes y utilizar los procedimientos que en mayor medida se adecúan a lo
que puede ser nuestro objetivo de información.
En
el caso de la evolución del Covid-19 creo particularmente útil el emplear
estadísticos que comparen no un día sino la suma de varios días. En ese sentido
para medir la trayectoria de evolución resulta especialmente útil la media
móvil que compara las medias de los tres últimos días con la de los tres días
anteriores. También lo es el promedio semanal. El análisis de los datos cada 7
días hace que ganen en consistencia. Así es de interés ver el acumulado por
cada semana y estudiar el diferencial respecto de la semana anterior tanto en
números absolutos como en porcentaje.
En
base a ese procedimiento podemos decir que en cuanto al número de casos
confirmados la media móvil alcanzó su punto máximo el jueves 2 de abril con
8347 casos. Desde ese momento inicia una curva descendente que ha llegado hasta
los 4327 casos el lunes 20 de abril (cuando
escribo estas líneas).
El
promedio semanal (tomando como referencia los lunes) pasa de 1217 (16 marzo) a
7444 la tercera (30 de marzo). En ese momento ya se apreciaba lo que podríamos
denominar signos de “desaceleración” por cuanto aunque aumentaban los casos lo
hacían a menor ritmo. Así entre la segunda y la primera semana el porcentaje de
incremento era del 180.6% y sin embargo en la tercera respecto de la segunda
había bajado a 118%. A partir de ese
momento se produce un descenso en la media semanal a 7120 (9 abril) que fue especialmente
intenso la semana siguiente bajando hasta 4923 (16 abril) y llegando al 4492
(20 abril). Es decir se ha seguido bajando pero a un ritmo inferior.
El
cambio de signo se
produce en cuanto los datos acumulados en la primera semana de abril fueron
inferiores a los de la última semana de marzo (-2269 en números totales y
-4.4%). Ese cambio de signo se acelera
la semana siguiente (-30.8%) y se reduce luego en la del 20 de abril (-8,8%).
En
el caso de los fallecimientos tenemos que la mejora en la evolución va
ligeramente por detrás de la relativa al número de casos. Podríamos decir que
esto es normal en cuanto los procesos son distintos. Con todo también podemos
decir que la media móvil de fallecidos se ha ido reduciendo desde el viernes 3
de abril en el que se había alcanzado 915,3 hasta los 458 del 20 de abril.
Sin
embargo los fallecidos en la semana del 6 de abril habían sido 557 más que en
la semana anterior. Aumentaban pero los porcentajes de incremento se habían
reducido muchísimo. Del 614.9 (23 marzo) a un 175.4 (30 de marzo) y a un 10.8 (6
de abril). Con todo el cambio de signo fundamental se produce en los datos del
13 de abril en que los datos de fallecidos bajan respecto de la semana anterior
(-1281 lo que supone un 22,4% menos). En esta última semana también se ha
reducido en -834 el número de fallecidos (un 18.8% menos).
Los
números nos aportan esperanza en el final de este túnel. Unidad y solidaridad
deben ser los principales valores que nos guíen.
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