Sí ya sé que
los leoneses por proximidad geográfica y por intereses económicos estamos más
cercanos al eje atlántico que al mediterráneo. Sin embargo no es a eso a lo que
se refiere este artículo. Más bien lo que intenta expresar es que desde una
posición individualista nos empeñamos una y otra vez en “descubrir el
mediterráneo”.
El esquema
se repite siempre. Lo que existe no vale y yo tengo la solución de crear algo
nuevo bajo mi liderazgo. Vendría a ser que cada uno tiene que “descubrir ese
mediterráneo” por sí mismo, sin intermediarios. Con ello se impide avanzar
sobre lo que pueda existir (con sus imperfecciones) y lo habitual siempre es
empezar desde 0. Pero claro ese “nuevo edificio” dura unos pocos años hasta que
otro también considere que “hay que empezar otro”. Así una y otra vez. La
verdad a mí me parece un poco aburrido. Además evita que se pueda construir
“algo” con la suficiente potencia y proyección social y política.
Igual es que
uno ya va sumando años, pero les confieso que cuando en mi ordenador o en mi
móvil se anuncian nuevas actualizaciones, yo nos la recibo con un ¡por fin!
sino más bien es con un ¡vaya otra vez! La sociedad en que estamos tiene como
una de sus características que se prima la poca duración de las cosas. Es una
de las paradojas. Hacemos un discurso muy ecologista pero luego las conductas
son más propias de valores de “fugacidad” que de “duración”. Se va más a
“sustituir” que a “reparar” aunque luego hagamos un panegírico contra el
calentamiento global. Es parte de la incoherencia social.
Esa
trayectoria a nivel de objetos se viene a repetir también en la acción
política. También en ella se opta más por “sustituir” que por “reparar”. Se
tiende a primar “lo nuevo” frente a lo que “perdura”. Así se habla de la “vieja
política” y se apuesta “por lo nuevo”. Pero claro la “novedad no es eterna” y
dura lo que dura. Pero la escasa duración no parece importar se busca un nuevo
recambio y que dure otros pocos años.
Si está es
la tendencia a nivel general en el territorio leonés diría que se tiende a
acentuar aún más. Cada grupo viene a considerarse el adalid de aquello que
propugna. Incluso muchas veces se viene a considerar que es “lo único”. Si se
habla de la autonomía leonesa en el Congreso es gracias a “nosotros”. A veces
se establecen una especie de competición interna para demostrar “mi mayor
capacidad para concentrar gente”. O también en el idioma hay grupos enfrentados
que nos dicen que el “leonés es lo que yo digo”. Es demasiado habitual que cada
asociación venga a decirnos que no existe más propuesta que la que ellos dicen
y que si se produce algún tipo de avance es por su actividad. Nos falta una
cierta humildad en reconocer que hay más personas que trabajan en esa misma
dirección y que si “el equipo gana o pierde” es por la acción de todos. No es
un buen criterio el considerar que “las victorias son nuestras” y “las derrotas
de ellos”. Cualquier entrenador deportivo trata de inculcar ese espíritu de
equipo, pero claro si lo hace es por cuanto suele faltar.
El avance en
cualquier campo siempre se hace desde lo que otros han podido descubrir
previamente. No es tampoco el estatismo de permanecer manteniendo siempre lo
mismo. Lo normal es que cuando se produce un descubrimiento el mismo tenga
algún tipo de error. Habrá que rectificar y mejorar ese avance inicial. Lo que
no creo que convenga es prescindir del mismo y empezar como si no hubiera nada.
Hay que dar
valor a lo que otros hacen y no tan sólo a lo que hago yo o mi grupo. Es
necesario entrar más en el espíritu de que puedo hacer yo para mejorar lo que
hay. Un equipo de futbol tendrá más posibilidades de “ser ganador” si tiene un
buen portero, defensas, medios y delanteros. Pero además si se evita que cada
jugador haga la guerra por su cuenta (algo que por ejemplo es la principal
máxima del nuevo entrenador del Barcelona, Xavi Hernández). La aportación de
cada “jugador” será distinta en función de sus características y capacidades.
Todos, sin embargo, saben que nadie gana una liga por tener un jugador muy
bueno, lo importante es la labor del equipo en su conjunto.
El
mediterráneo ya existe. No hace falta nuevos descubridores cada año. Para
avanzar no hace falta que “otros me sigan a mí”. Más bien creo que es mucho más útil el buscar
en que puedo ayudar para que crezca nuestro proyecto en común. Hay que aceptar
incluso que no todo va a coincidir con lo que cada uno quiere. Hay que forjar
la unidad desde la aceptación de la discrepancia. No puede ser que nos
convirtamos en enemigos de nosotros mismos.
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