Podría
considerarse una evidencia que la convocatoria del 13 de febrero es a unas
elecciones que son exclusivamente autonómicas. A diferencia de otras
convocatorias en esta ocasión, al haberse adelantado, no coinciden con las
elecciones municipales.
Sin embargo
desde algunos partidos y medios se trata de presentar esas elecciones como una
antesala de las elecciones generales. Con ello dejan ver su nulo interés ni por
las tierras leonesas ni tampoco por las castellanas. En esa filosofía cobra
fuerza lo que son los intereses personales de los líderes nacionales para
alcanzar una mayor cuota de poder. No importan tanto lo que pudieran ser los
intereses del conjunto de los españoles. Ni Casado ni Sánchez se presentan a
estas elecciones. Situarlos en el tablero electoral significa una falta de
consideración hacia las personas que viven en este marco autonómico e incluso
hacia sus propias instituciones. Viene a ser “lo importante soy yo” y ni
ustedes ni su parlamento o su gobierno autonómico importan demasiado. Es la
visión de aquellos que simplemente ven estas elecciones como un peldaño en su
camino de acceso al poder.
Sin embargo
soy de los que piensan que en estas elecciones lo básico será elegir a las
personas que mejor representen y defiendan los intereses de cada uno en el
Parlamento Autonómico (que no regional). Doy a ello más importancia que la que
pudiera ser la elección del presidente autonómico. En la papeleta de votación
están los candidatos a ser los representantes de la ciudadanía en cada
provincia. Sólo más tarde entre ellos se elegirá el que vaya a ser el
presidente de este marco autonómico. Para que los intereses de cada uno estén
representados en esa elección es necesario que haya parlamentarios que
sustenten nuestras propias posiciones.
Cabría
preguntarse si la mejor defensa de España y lo español es identificar España
con Madrid y León con Castilla. Creo que básicamente es este el modelo de
Isabel Díaz Ayuso. Es la visión de una España que deja fuera a muchísimos
españoles. Los que no coinciden con esa visión para ella o somos paletos o
independentistas (o las dos cosas). Sin embargo España es plural en sus modos
de sentir. Los españoles tenemos posiciones ideológicas distintas y no se es
más o menos español en función del partido al que se vote. Hay identidades que
son complementarias y no excluyentes. Identificar España con Madrid lo que hace
es mutilarla. Ayuso representa una especie de nacionalismo madrileño que reclama
más recursos para la capital de España. Sin embargo esa misma posición lo que
provoca es que el sentimiento español pierda aún más fuerza en territorios como
Euskadi y Cataluña (donde el PP es ya una fuerza muy minoritaria). El
nacionalismo excluyente que viene a identificar que sólo son españoles (o
vascos o catalanes…) los que piensan como yo, provoca siempre la reacción
contraria. Podríamos decir que en el crecimiento electoral de Vox encontramos
como gran aliado al independentismo
catalán. Pero también los partidos independentistas se benefician de la imagen
que de España difunden tanto Vox como Isabel Díaz Ayuso.
En España
esa pluralidad social se debería reflejar en su estructura autonómica. Sin
embargo cuando se conforma esa España de las autonomías hay una Región Española
que no pasa a ser Comunidad Autónoma, la Región Leonesa. Ello sucede
fundamentalmente por cuanto el ministro de Administración Territorial era
Martin Villa. El encargado del armazón autonómico era alguien (proveniente del
franquismo) que no creía en la España de las autonomías. Buscaba un contrapeso
a los nacionalismos periféricos de Cataluña y Euskadi. Para ello contó con el
apoyo de los políticos vallisoletanos como Peces Barba. Valladolid se convertía
en centro de la nueva Comunidad (que no lo habría sido nunca si la Región
Leonesa y la Región Castellana hubieran sido Autonomías distintas). Todo ello se
hizo desde la imposición sin contar ni con la ciudadanía leonesa ni tampoco con
la castellana.
El resultado
de la Autonomía de Castilla y León podemos decir que deja pocas dudas. En la
Región Leonesa ha supuesto unos graves problemas de descenso demográfico, declive
económico y pérdida de identidad social y política. También es claro su fracaso
como dique de contención de los nacionalismos vascos o catalanes (baste
simplemente ver lo que han sido los últimos acontecimientos en Cataluña). Tal
vez sólo se ha beneficiado de ese marco autonómico Valladolid. Lo ha hecho en base a que esa configuración ha favorecido
su posición de centralidad (como suele recordar Oscar Puente).
Los errores
no caducan y si algo no funciona o perjudica es necesario cambiarlo. La
alternativa de permanecer en el error supone aceptar el exterminio. Es como si
ante el cambio climático alguien nos dijera: “bueno ya sabemos qué hacemos mal,
pero no vamos a hacer nada para modificar las conductas aunque ello suponga ir
hacia el abismo”. Se podrá discutir que hacer pero no creo que sea aceptable la
respuesta de no hacer nada.
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