En 1.218 el rey de León Alfonso IX
(que en sentido estricto debería de denominarse Alfonso VIII) crea la
Universidad de Salamanca. En ella se podrán estudiar entre otras materias las
de física, medicina, leyes o gramática.
Por otro
lado en 1.499 el cardenal Cisneros funda la Universidad de Alcalá de Henares.
Pero lo hace desde una perspectiva radicalmente distinta. Las materias sobre
las que se enseña se ciñen exclusivamente a las que el cardenal considera
propias para formar al clero. En ese sentido desecha materias como la física,
la medicina o el derecho por cuanto desde su perspectiva no aportaban nada a la
formación de ese clero. No hay que olvidar que Cisneros era un cardenal
protegido por Isabel “La Católica” como reina de la Corona de Castilla y que
ejerció como regente de esta.
El rey
leonés promovió las Cortes de 1.188 que la Unesco reconoce como el embrión del
parlamentarismo. Se da entrada por vez primera al pueblo en esas Cortes y se
reconocen una serie de derechos que hoy
siguen asombrando al mundo por lo que suponía de avance social en la lucha por
las libertades.
El cardenal
Cisneros entre 1.499 y 1.500 mandó destruir la biblioteca nazari. Se hace una
gran hoguera con los libros de esa biblioteca buscando eliminar todo aquello
que de una u otra forma se pudiese vincular a la cultura musulmana. Ya ven como
esa quema de libros es algo que se ha repetido a lo largo de la historia. Uno
se podría preguntar como es posible que aquel que promueve la quema de libros
en una plaza pública, sea a la vez impulsor de la creación de la Universidad de
Alcalá. Podríamos decir que esto es así por cuanto lo que se promovía era
instruir en una cultura única al servicio de un credo religioso.
El modelo de
universidad que promovía el Cardenal Cisneros lo encontramos hoy en diferentes
países musulmanes en los que el poder se sigue vinculando a preceptos
religiosos. En ese sentido no difiere mucho ese modelo del que pudieran hoy
tener los talibanes en Afganistán. Será diferente el credo pero el esquema es
muy similar.
El modelo
por el que se crea la Universidad de Salamanca es abierto y escapa de los
preceptos religiosos. El saber y el conocimiento interesa en tanto seres
humanos y no está al servicio de un determinado credo. Por eso, por ejemplo,
promueve el estudio de la medicina en tanto es algo que puede ayudar a superar
enfermedades.
A diferencia
del regente de Castilla (Cardenal Cisneros) en la Universidad de Salamanca se
busca ampliar los conocimientos (no quemar los libros que no se asocian con
nuestro particular credo).
Esto es una
referencia a la propia historia, pero en modo alguno creo que sea ajeno al
mundo de nuestros días. A nivel internacional asistimos a que muchos países
intentan promover modelos de “verdad única” al que todos los demás nos debemos
someter. Podríamos decir que a nivel mundial existe una cierta división entre
los países que se rigen por los principios democráticos y aquellos otros que lo
hacen por principios teocráticos. A lo largo de los siglos podemos decir que la
unión entre religión y política suele dar unos malos resultados. En unos casos
los dictadores se han apoyado en las cúpulas religiosas, aunque también ha
habido otros que las han suprimido para actuar como poder único.
Los valores
democráticos están unidos a la pluralidad social. Es la diferencia entre una
universidad como la de Salamanca abierta a todo tipo de conocimientos y la de
Alcalá de Henares de pensamiento único.
Es muy
importante no confundir la identidad con un determinado marco territorial con
la identidad con una ideología o forma de pensar. Tampoco cabe que una parte de
un territorio se atribuya “el todo”. Creo que es necesario recuperar “La España
plural”. Tan español será aquel que es comunista como aquel otro que es
simpatizante de vox. Pero también es necesario recuperar esa “otra España” que
no está ni en Madrid, ni en Barcelona,
que es de Zaragoza, Teruel, Soria, Castellón o León.
No es sólo
que los leoneses no seamos castellanos. Es que a lo largo de la historia,
nuestros conceptos del mundo han venido a ser contrapuestos. Aquí lo hemos
ejemplificado con lo que ha sido el modelo de creación de las Universidades de
Salamanca y de Alcalá de Henares. No es el único caso. Hay que evitar que la
propaganda sustituya a la historia. Que la repetición muchas veces de una
mentira no pase a que se considere verdad (aunque sólo sea por simple
desconocimiento).
Queremos una
sociedad de hombres y mujeres libres en su forma de ser y de opinar. Hay que
evitar los modelos impuestos.
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