A veces pienso que en la política
española cada vez impera más “la ley del más fuerte”, que es casi como decir
“la ley de la selva”. A aquel territorio que tiene poder económico y político
se le reconocen unos derechos que a otros se les niegan.
A lo largo de los últimos años la
Región Leonesa ha ido perdiendo peso específico en España tanto a nivel
económico como político o demográfico. Las consecuencias es que hemos perdido
peso en las decisiones que se pretenden adoptar. Así escuchamos propuestas que
claramente son contrarias a los
intereses de los leoneses, como son la de las supresiones de las ayudas
públicas a la minería (lo que sería la puntilla para el sector) o de las
Diputaciones (último reducto institucional de la identidad leonesa) para dejar
el territorio leonés para embalses y pantanos
como los que se están proyectando en la ribera del Órbigo.
Hay una filosofía de contenido
humanista que viene a decir que una persona o un territorio tienen derechos con
independencia de que tenga más o menos dinero o más o menos poder. Sin embargo
cuando desde algunas instancias se plantean “ministerios de plurinacionalidad” lo
hacen bajo el criterio de que “sólo el que tiene poder, tiene derechos”. Y ello no sólo en el terreno de la economía o
la política sino también dentro de su propio partido. Es como decir “si tu
quieres que yo te apoye para alcanzar tus objetivos personales, tienes que
asumir mis exigencias”. Por otro lado no creo que sea casualidad que las
demandas de independencia surjan en territorios con mayor poder económico. Es
como querer “parcelar la riqueza” desde el planteamiento de “mi dinero es mío”
y “allá te arregles tu con tus miserias”. Curiosamente hay formaciones que se
dicen de izquierda que asumen este tipo de planteamientos. Yo nunca lo he
entendido.
Cuando los leoneses reclamamos el
respeto a nuestra identidad que nos fue arrebatada por procedimientos no
democráticos, esos partidos miran para otro lado. No se discuten argumentos, no
se propicia el debate, simplemente nos quieren reconducir al silencio de los cementerios. Es como decir
¡cállese usted que tenemos otros problemas! Igual es que olvidan que la Región
Leonesa fue cuna del parlamentarismo y que hablar (al menos eso) ya lo hacemos.
Tengo la impresión de que hay una
importante incomprensión de la realidad leonesa. Por un lado tenemos a aquellos
cuya única referencia de pluralidad en España son los nacionalismos
periféricos. Por otro lado desde Cataluña surge la oposición a todos esos
nacionalismos y a los leonesistas se nos asimila como un partido nacionalista.
Ya ven, el himno de León empieza diciendo “sin León no hubiera España, que
antes que Castilla leyes…”. Igual eso significa que “más León, es también más
España” (o que menos León es también menos España) .Ya en el propio inicio del himno
hay una referencia de diferenciación con Castilla.
En todo caso se hace necesario
desarrollar mecanismos que nos permitan avanzar tanto en el terreno económico
como en el político. Hay que detectar nuestras potencialidades, desarrollando
los mecanismos de producción para “ser los mejores” y establecer canales de
distribución y promoción de aquello que producimos.
La identidad territorial como leoneses
tiene un claro valor económico. En tanto “lo leonés” suene más como referencia
y se asocie a conceptos positivos, será más fácil la venta de productos con el
“sello de lo leonés”. El actual marco autonómico no hace más que dificultar ese
desarrollo económico. El mucho dinero que Tierra de Sabor utiliza en sus campañas
de promoción, no sólo no sirve para promocionar los productos leoneses sino que
contribuye a diluir la marca e identidad leonesa.
El Reino de León ha sido paladín de
las libertades, ha primado la política como medio para solucionar las
diferencias. Ha diseñado un modelo de España de “unidad en la pluralidad” que
se contrapone directamente a los modelos uniformizadores (tanto de aquellos que
defienden posiciones independentistas como también a aquellos que ven España
como algo en que no tienen cabida las diferencias). La no relevancia leonesa ha
llevado que hoy en España el debate se establece no tanto en cómo articular una
“unidad plural” sino en enfrentar “unidades”
(aún cuando la historia no les respalde). Es también el fracaso claro
del modelo por el cual Martin Villa creo la España de las Autonomías y suprimió
la Región Leonesa en base a la necesidad de crear un “centro fuerte” que
contrarrestase los nacionalismos periféricos (como el catalán). Hoy es una
evidencia que ese proyecto no ha funcionado. Sin embargo para diseñar un cambio
en el mismo algunos ponen exclusivamente la referencia en una parte de España y
no en el conjunto de toda ella.
El leonesismo no es un movimiento de
imitación a los nacionalismos periféricos (como algunos se empeñan en vernos).
Tiene personalidad propia y entenderlo puede ser clave para dar las mejores
soluciones para el conjunto de España.
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