lunes, 4 de julio de 2016

¿FUNDACIÓN VILLALAR O APAGAR INCENDIOS? (2)


 

          Hace unos meses había escrito un artículo con este mismo título. Los acontecimientos recientes con el incendio operado en las instalaciones de Embutidos Rodríguez me han llevado a retomar esas reflexiones con una “segunda parte”.

          Los recursos ya sean públicos o privados siempre son “finitos” aún cuando hay sectores de opinión que los vienen a considerar casi como inagotables. Habrá entonces que “evitar derrochar” ese dinero y “analizar lo que pueden ser las prioridades de inversión”. Ejemplos de lo que es “derrochar” el dinero público desgraciadamente puede haber muchos. Para mi uno especialmente evidente es todo lo que ha ocurrido y está ocurriendo alrededor del tren de Feve en la ciudad de León con la estación de Matallana. Se ha gastado ingentes cantidades de dinero no sólo para no mejorar el servicio sino para que sea mucho peor y se impida el acceso del tren al centro de la ciudad que ya tenía antes. Tampoco vemos justificado que se gaste dinero en peatonalizar calles que  ya tienen aceras suficientemente anchas (como Ordoño II).

          Aquí el criterio político de la Junta le ha llevado a destinar más de 3 millones de Euros anuales a la Fundación Villalar aunque luego no tengamos dinero para poder tener parques de bomberos comarcales que permitan una actuación más inmediata en s casos como el incendio ocurrido en las instalaciones de Embutidos Rodríguez. Es posible que una reacción con mayores medios y más rápida (por cercana) hubiera evitado daños lo suficientemente importantes como para justificar la inversión que se necesita para poder contar con ese parque comarcal de bomberos. Es decir los “menos daños” hubieran “pagado” el coste de este servicio.

          Tenemos tierras quemadas, pérdidas económicas muy importantes y aumento del paro, a cambio de contar con una institución que difunde la ideología oficial de “identidad castellano-leonesa”.  Uno diría, pues ¡buen negocio!

          El dinero que se recauda vía impuestos resulta que no va   a mejorar las condiciones de vida, sino a destruir tanto a nivel cultural como a nivel físico las infraestructuras que sostienen el medio social leonés. Con el dinero de los leoneses (y también de los castellanos) se sufraga “más Castilla y León” aún cuando ello supone menos empleo y empobrecer aún más el propio tejido industrial.

          En los pueblos leoneses ha funcionado un importante sentido de solidaridad. Cuando a un vecino del pueblo se le incendiaba su casa o el establo, el resto de los vecinos acudía en su ayuda dedicando tiempo y recursos a la restauración de esa casa. Entendemos que es loable este espíritu, pero ello no puede servir de escusa para la inacción de las instituciones.

          El incendio de las instalaciones de Soto de la Vega además de los efectos directos, tiene otros muchos indirectos. Por poner un ejemplo Embutidos Rodríguez ha sido patrocinador de Ademar y lógicamente tras lo ocurrido tendrá que concentrar todos sus recursos en la reconstrucción y en volver a la actividad. Esto por no hablar de las consecuencias sobre los proveedores o aquellos pequeños negocios que vendían productos o servicios a ese entramado industrial y sus trabajadores.

          Son muchos los casos en los que la Junta de Castilla y León obliga a elegir entre “obediencia” (con recursos) o “libertad” (sin ellos). No deja de ser llamativo que ante esa disyuntiva algunas fuerzas que se dicen de izquierda apoyen la obediencia y la sumisión. Son cómplices directos de la situación y se identifican más con los cargos institucionales que con sus electores. El cambio que promueven parece más un cambio de sillones que cualquier otra cosa, con ellos las demandas populares también quedan a un lado. Por decirlo de algún modo también desde esa oposición se prefiere sufragar a la Fundación Villalar a apagar incendios. Todo ello aún cuando estamos convencidos que si preguntamos, la gran mayoría de los leoneses apoyaría destinar ese dinero a apagar incendios.

          Esta situación vendría también a cuestionar el propio papel de esos políticos en cuanto “representantes” de aquellos que les han elegido. Sus silencios son muchas veces atronadores. Desde Unidos Podemos se ha votado contra la supervivencia de la minería leonesa aún cuando es conocido que una buena parte de su electorado procede de zonas mineras. ¿Van a explicar sus motivos o simplemente van a tratar de silenciarlo y que sean otras las cuestiones las que centren el debate?

          Los pocos signos de vitalidad o rebeldía que se dan en las tierras leonesas los podemos ver en el ámbito leonesista. Es un objetivo que no se llega a cumplir que ello se traslade también a las urnas y que las posiciones relativas a estos temas tengan la fuerza suficiente como para vencer a otros (también importantes) que nos afectan como españoles o europeos.

 

          Retomando lo que es el título de este artículo, se hace necesario que los recursos públicos vayan a cubrir servicios fundamentales y no a sufragar publicidad ideológica a través de la Fundación Villalar.

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