Hace
unos meses había escrito un artículo con este mismo título. Los acontecimientos
recientes con el incendio operado en las instalaciones de Embutidos Rodríguez
me han llevado a retomar esas reflexiones con una “segunda parte”.
Los recursos ya sean públicos o
privados siempre son “finitos” aún cuando hay sectores de opinión que los
vienen a considerar casi como inagotables. Habrá entonces que “evitar
derrochar” ese dinero y “analizar lo que pueden ser las prioridades de
inversión”. Ejemplos de lo que es “derrochar” el dinero público
desgraciadamente puede haber muchos. Para mi uno especialmente evidente es todo
lo que ha ocurrido y está ocurriendo alrededor del tren de Feve en la ciudad de
León con la estación de Matallana. Se ha gastado ingentes cantidades de dinero
no sólo para no mejorar el servicio sino para que sea mucho peor y se impida el
acceso del tren al centro de la ciudad que ya tenía antes. Tampoco vemos justificado
que se gaste dinero en peatonalizar calles que
ya tienen aceras suficientemente anchas (como Ordoño II).
Aquí el criterio político de la Junta
le ha llevado a destinar más de 3
millones de Euros anuales a la Fundación Villalar aunque luego no tengamos
dinero para poder tener parques de bomberos comarcales que permitan una
actuación más inmediata en s casos como el incendio ocurrido en las
instalaciones de Embutidos Rodríguez. Es posible que una reacción con
mayores medios y más rápida (por cercana) hubiera evitado daños lo
suficientemente importantes como para justificar la inversión que se necesita
para poder contar con ese parque comarcal de bomberos. Es decir los “menos
daños” hubieran “pagado” el coste de este servicio.
Tenemos tierras quemadas, pérdidas económicas muy importantes y aumento del
paro, a cambio de contar con una institución que difunde la ideología oficial de
“identidad castellano-leonesa”. Uno
diría, pues ¡buen negocio!
El dinero que se recauda vía impuestos
resulta que no va a mejorar las
condiciones de vida, sino a destruir tanto a nivel cultural como a nivel físico
las infraestructuras que sostienen el medio social leonés. Con el dinero de los
leoneses (y también de los castellanos) se sufraga “más Castilla y León” aún cuando
ello supone menos empleo y empobrecer aún más el propio tejido industrial.
En los pueblos leoneses ha funcionado
un importante sentido de solidaridad. Cuando a un vecino del pueblo se le
incendiaba su casa o el establo, el resto de los vecinos acudía en su ayuda
dedicando tiempo y recursos a la restauración de esa casa. Entendemos que es
loable este espíritu, pero ello no puede servir de escusa para la inacción de
las instituciones.
El incendio de las instalaciones de
Soto de la Vega además de los efectos directos, tiene otros muchos indirectos.
Por poner un ejemplo Embutidos Rodríguez ha sido patrocinador de Ademar y
lógicamente tras lo ocurrido tendrá que concentrar todos sus recursos en la
reconstrucción y en volver a la actividad. Esto por no hablar de las
consecuencias sobre los proveedores o aquellos pequeños negocios que vendían
productos o servicios a ese entramado industrial y sus trabajadores.
Son muchos los casos en los que la Junta de Castilla y León obliga a elegir
entre “obediencia” (con recursos) o “libertad” (sin ellos). No deja de ser
llamativo que ante esa disyuntiva algunas fuerzas que se dicen de izquierda
apoyen la obediencia y la sumisión. Son cómplices directos de la situación y se
identifican más con los cargos institucionales que con sus electores. El cambio
que promueven parece más un cambio de sillones que cualquier otra cosa, con
ellos las demandas populares también quedan a un lado. Por decirlo de algún
modo también desde esa oposición se prefiere sufragar a la Fundación Villalar a
apagar incendios. Todo ello aún cuando estamos convencidos que si preguntamos,
la gran mayoría de los leoneses apoyaría destinar ese dinero a apagar
incendios.
Esta situación vendría también a
cuestionar el propio papel de esos políticos en cuanto “representantes” de
aquellos que les han elegido. Sus silencios son muchas veces atronadores. Desde
Unidos Podemos se ha votado contra la supervivencia de la minería leonesa aún
cuando es conocido que una buena parte de su electorado procede de zonas mineras.
¿Van a explicar sus motivos o simplemente van a tratar de silenciarlo y que
sean otras las cuestiones las que centren el debate?
Los pocos signos de vitalidad o
rebeldía que se dan en las tierras leonesas los podemos ver en el ámbito
leonesista. Es un objetivo que no se llega a cumplir que ello se traslade
también a las urnas y que las posiciones relativas a estos temas tengan la
fuerza suficiente como para vencer a otros (también importantes) que nos
afectan como españoles o europeos.
Retomando lo que es el título de este
artículo, se hace necesario que los
recursos públicos vayan a cubrir servicios fundamentales y no a sufragar
publicidad ideológica a través de la Fundación Villalar.
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