lunes, 23 de septiembre de 2019

LA EDUCACIÓN EN VALORES.


LA EDUCACIÓN EN VALORES.

          En mi opinión en nuestro medio social, los elementos tecnológicos se están convirtiendo en una referencia que marca de modo fundamental un determinado modo de vida. Diría que se tiende a medir el nivel económico de un país por su mayor o menor acceso a las denominadas “nuevas tecnologías”. Dentro de ello juega un papel especialmente importante las telecomunicaciones.

            Decía Albert Einstein que “todos somos ignorantes…lo que ocurre, es que no todos ignoramos las mismas cosas…”. Coincido plenamente con su afirmación. Es un llamamiento a la modestia y a la humildad. Al reconocimiento de los conocimientos que tienen otras personas en materias distintas (desde los cultivos de los campos hasta la gastronomía o cualquier otro aspecto). Un argumento semejante se lo he oído utilizar a Tony Nadal cuando afirmaba que su sobrino Rafael era muy bueno pasando pelotas por encima de una red de tenis, pero que en la vida había otros muchos campos. Curiosamente esa mentalidad le ha ayudado a ser un gran campeón.

                  Habría que preguntarse si está sociedad nuestra pone los medios necesarios para educar en valores. Mi respuesta a ese interrogante sería negativa. Incluso no tendría muy claro las instituciones que (además de la familia) se ocupan hoy de esta tarea.

            Entiendo que hay un conjunto de valores que podríamos denominar “troncales” que en principio son comunes a cualquier ideología. Me refiero a temas como el valor de la sinceridad, del respeto, del esfuerzo… Estos son pilares básicos en la construcción de un medio social.

            Hay sin duda otros valores sobre los que se tendrán criterios distintos en función de la ideología de cada cual. Sin embargo, entiendo que muchas veces nos perdemos en ese debate sobre aquello que marca posiciones distintas y ello nos impide avanzar. Hay demasiadas variaciones en la educación en función de la coyuntura de aquellos que ocupan el poder en un momento determinado. Hace falta construir un tronco común que sea lo suficientemente fuerte para que permita mantenerse ante los cambios que pudieran darse en el poder. También habría que evitar que por no conseguir una suficiente unidad en los valores a trasmitir se optase por evitar cualquier tipo de educación en valores.


           Una sociedad cohesionada que sea capaz de respetar unas normas de convivencia esenciales, será una sociedad mucho más capacitada para lograr las metas sociales y económicas que se proponga. El éxito ya sea en los planos individuales o sociales tienden a vincularse a una fuerza mental que se asienta en lo que son normas de convivencia social. Nadie quiere en una empresa a aquellos que puedan generar problemas con sus compañeros de trabajo, que sean insociales. Un medio social que tiene unos “pilares” comunes compartidos hace que se asiente en una base más fuerte que les permitirá crecer.

            En España hace falta que se asuma en mayor medida que “lo común” es tarea de todos. Diría que se establece demasiada distancia entre el plano individual y el social. Esto nos lleva a que no se tiendan a considerar que las instituciones son “propias” y ello no sólo para demandar sus servicios, sino que también para buscar paliar los problemas que puedan tener.

            Hay que recuperar el espíritu de las “facenderas” en las que una vez que el pueblo definía una determinada tarea a realizar, los vecinos se ponían manos a la obra para ejecutarla. En Estados Unidos por ejemplo se ve a la ciudadanía limpiar la parte de calle que les pueda corresponder cuando ocurre una nevada. Creo que habría que avanzar en conseguir que se viese “lo social” como algo propio, de modo que nos corresponsabilicemos de su propio devenir.

            En esos valores sociales entiendo que sería bueno incorporar lo que podemos llamar “el sentido de la medida”. Es decir, ligar las cosas a una “medida” determinada, de modo que ello conlleve a considerar que las cosas no son inagotables. Esto supone que habría que introducir esa sensibilidad en la propia cotidianidad cuando solicitamos un refresco o se pide una pizza. En otros países he visto como todo ello va asociado a una medida determinada. Esto supone además ahorrar en envases ya que el consumo dejaría de vincularse a un determinado envase.

            Este sentido de la medida también nos lleva a considerar que ni los recursos naturales ni los económicos son inagotables. La buena gestión exige que haya correspondencia entre los gastos y los ingresos. El buscar el equilibrio nos lleva a ser prudentes en las demandas y también a conseguir que ya sea en el plano personal o territorial algunos aporten más de lo que puedan recibir para que otros puedan recibir más de lo que aportan. La solidaridad debería ser otro de esos valores que impregnen el medio social en el que vivimos.

            En definitiva, creemos que es importante difundir valores que nos permitan crecer como sociedad. Las máquinas pueden aportarnos muchas cosas, pero no serán instrumentos que difundan valores sociales.

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