Para
empezar diría que considero que las cargas impositivas asociadas al pago del
recibo de la luz deberían de estar asociadas a beneficiar al territorio donde
se ha producido esa energía. Entre otras cosas sería un modo de compensar todo
el desarraigo que han supuesto los pantanos. Es el profundo dolor de aquellos
que han visto anegadas las tierras donde han ido desarrollando sus vivencias.
No deja de
sorprenderme que en una de las facturas que acabo de pagar se incluya un
“suplemento territorial por tributos de la Comunidad Autónoma donde se UBICA su
punto de suministro”. En este caso la referencia es Cantabria.
Otra forma de
beneficiarse de la producción eléctrica es a través de que la recaudación de
impuestos está en función de donde se encuentra la sede fiscal de la empresa
que genera la energía. Diría que nunca el centro administrativo de la
empresa es coincidente con el de producción.
En uno y otro
caso las arcas de la administración que recauda esos impuestos, se verán
“engordadas” con dinero que les llega desde esos procesos recaudatorios. En
función de ello podrán tener más recursos para destinar a las necesidades
sociales ya sean en educación, en sanidad, en carreteras…
La situación podría
ser muy diferente si esos impuestos se asociasen al territorio donde se genera
esa producción eléctrica. Sin entrar a definir los límites de ese ámbito
territorial si propugnamos que sean los más próximos al lugar donde se ubica
ese centro de producción. De algún modo hay que hacer llegar la compensación
económica a aquellos que han hecho un mayor esfuerzo para posibilitar obtener
esa energía.
Ahora que tanto
se habla de la España vaciada, habría que recordar que en buena medida es
también la España expulsada del medio donde había vivido. En unos casos como en
los pantanos la expulsión ha sido directa, se les ha obligado a abandonar sus
hogares. En otros casos la expulsión es indirecta cuando se hace imposible
resistir sin poder contar con unos servicios mínimos como son la sanidad, el
transporte o la educación.
El que la
recaudación de impuestos asociados a la electricidad se vinculase al lugar
donde se produce podría ayudar a que se pudiera dotar de mayores servicios a
esa España vaciada. Ahora mismo no parece que el destino de esos recursos este
asociado a los territorios que más lo necesitan.
Carlos Salgado en
su libro “La cuestión económica de la Región Leonesa” recoge las tesis de los profesores
de economía aplicada de la Universidad de Santiago Xoan Ramón Doldán y Yolanda
Nélida Zotes. Entre otras cosas dicen “los
territorios productores (de electricidad) están soportando un gran prejuicio en
términos de contaminación e impacto ambiental del que están liberados los
territorios consumidores y no productores. Partiendo del hecho de que el precio
de la electricidad es el mismo en todo el Estado, a los territorios productores
no se les compensa de ninguna forma…”. A ello añadimos nosotros que no sólo
no se les compensa sino que al vincularse el pago de impuestos al lugar donde
se consume y no donde se produce, los beneficios que de ello se derivan también
les son ajenos a esos territorios productores.
Hay que tener en
cuenta según datos del 2017 la provincia de León producía un 363,6% de su
demanda eléctrica, en el caso de Zamora era un 303,1% y en el de Salamanca un
251,1%. Estos datos contrastan con los que se daban por ejemplo en Valladolid
donde su producción eléctrica llegaba tan sólo al 28.4% de lo que producía.
Todo ello es indicativo de la importancia de cambiar de criterio y ligar los
beneficios de la carga impositiva al lugar donde se produce la energía y no
tanto al lugar donde se consume.
Además de un acto
de justicia y de una cierta compensación por los muchos inconvenientes, sería
también una contribución a incentivar el dotar de servicios esenciales a las
pequeñas poblaciones. Más allá de la identidad sentimental, también hay que
llegar a dotar de recursos que permitan una mayor igualdad social y
territorial. Podría contribuir a “llenar” esa España vaciada.
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