lunes, 31 de agosto de 2020

LOS REPRESENTANTES DEL PUEBLO.

 


            Cuenta la historia que en 1.520 se celebraban Cortes en Santiago y La Coruña. Por León habían asistido Martín Vázquez y Francisco Fernández de Quiñones. La actitud de cada uno de ellos fue bien distinta, mientras Martín Vázquez no prestó su aprobación a lo suplicado por el emperador, Francisco Fernández de Quiñones transigió (siguiendo el ejemplo de Valladolid).

            Cuando Fernández Quiñones vuelve a León, amedrentado por los síntomas de rebelión, hizo venir a dos mil asturianos para custodia y defensa de su persona. Aún con ello no logró sofocar la rebelión.

            Son muy significativas las palabras que Ramiro Núñez Guzmán dirige a Francisco Fernández (Conde de Luna), así le dice “dicen que consentisteis en el servicio y que excedisteis en más de lo que vos fue mandado; si es así, grande pena merecéis por ello”[1]. Es decir se le acusaba de no haber actuado como representante de la ciudadanía. Por ello mismo se le calificaba de traidor.

            Ramiro Núñez hizo huir al Conde de Luna ocasionando importantes pérdidas entre sus tropas. Otro grupo capitaneado por Pablo Villegas se apoderaba del palacio de los condes de Luna. La rebelión había estallado en toda su dimensión. Cuentan las crónicas que Francisco Fernández de Quiñones (Conde de Luna) se libraba de una muerte segura huyendo a Valladolid donde encontró asilo.

            Esta historia nos cuenta hasta qué punto la sociedad leonesa exigía que aquellos que acudían a las Cortes actuasen como verdaderos “representantes” y que no se excediesen en sus funciones.

            No he pretendido dar una lección de historia, pero si he considerado oportuno recordarla por cuanto en mi opinión tiene mucho que ver con los propios acontecimientos de la actualidad. También con lo que fue el proceso por el cual se producía la incorporación leonesa a la autonomía de Castilla y León.

            Es evidente que en las votaciones de las mociones leonesistas en los Ayuntamientos, la división no es por la ideología de los distintos concejales. Las mociones favorables a la autonomía leonesa han sido presentadas por concejales de UPL, de Ciudadanos, del PP, del PSOE y también han recibido el apoyo de otros de Vox, de IU o agrupaciones independientes. A la vez todos esos concejales han tenido que soportar la presión de sus respectivos partidos ya sea en forma de cartas, de visitas amenazadoras o de llamadas “al orden”. Lo habitual es que esa llamada a la disciplina de partido se haya hecho desde fuera del ámbito leonés. En algún caso se llegaba casi hasta el insulto. Se venía a decir “los tontos y menos formados” votan por una autonomía leonesa y los “listos” (de ciudad, claro) se oponían a esa petición.

            Hoy como ayer la división se establece entre los que han decidido que fundamentalmente son representantes de su pueblo y los que han optado por “consentir y excederse en más de lo que os fue demandado”. No creo que sea casual que las mayores reticencias a aprobar las mociones leonesistas se hayan dado en algunos alcaldes con cargos en la Diputación. Hay que recordar que mientras la elección de alcalde se hace por votación directa de la ciudadanía en las elecciones municipales, la elección de las personas que componen la Diputación la decide cada partido. Tal vez en ello podamos encontrar la explicación de los motivos por los que los alcaldes son más cercanos a su pueblo y como los partidos ejercen una mayor capacidad de influencia entre los diputados de la Diputación.

            No deja de ser significativo que mientras en el Ayuntamiento de La Robla se votaba contra la proposición de autonomía leonesa, en tres de sus juntas vecinales se votaba favorablemente. Igual tiene algo que ver en ello, que el alcalde de La Robla sea también Diputado de Hacienda en la Diputación de León. Las Juntas Vecinales son instituciones mucho más a “pie de tierra”. Por cierto esas Juntas cada una tenía un presidente distinto: uno era de Vox, otro de IU y otro del PSOE. Sinceramente no creo que el rechazo a la moción leonesista sea por cuanto la ciudadanía de La Robla pensase distinto a esas tres juntas vecinales. Entonces habrá que buscar otro tipo de explicaciones.

            Antes y ahora los aliados de aquellos que traicionan la voluntad de  los que representan los encontramos en Valladolid. Cuenta la historia que en esas Cortes de 1.520 la primera ciudad en plegarse a las demandas del emperador, fue Valladolid. Por ello mismo fue también la ciudad que acogió en su huida al Conde de Luna. Podría decirse que algunos han podido primar su propio interés en ascender políticamente a lo que puedan ser las demandas de los ciudadanos que le han votado.

            En democracia es esencial el concepto de representación de la ciudadanía. Por ello en esta Tierra de Libertades (que diría Rogelio Blanco) se exige el respeto a las voluntades del pueblo. Probablemente ello también tiene que ver con nuestros Fueros o el ser la Cuna del Parlamentarismo.



[1] Historia de los Comuneros de León. Eloy Díaz Jiménez y Molleda. Ed. Nebrija  pág. 88

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