En 1.983 la provincia de León tenía 526.439 habitantes y
representaba el 1,38% del total de España. Ello suponía 38.809 más habitantes
que la provincia de Valladolid. En el 2.020 los habitantes de León son 459.141,
mientras que en la provincia de Valladolid viven 520.716. Es decir Valladolid
supera en 61.575 habitantes a la provincia de León (que pasa a representar
menos del 1% de la población española). Es decir en ese tiempo, el diferencial
negativo de la provincia de León con la de Valladolid ha sido de -100.384
habitantes.
Si nos referimos al conjunto de la Región Leonesa tenemos que en
1.983 eran 353.989 más los castellanos, pero es que ahora ese diferencial ha
pasado a ser de 477.590, es decir se ha incrementado en 123.601. Pero claro,
hay que tener en cuenta que de ese incremento, 100.384 se corresponden a Valladolid. En definitiva
tenemos que esta autonomía beneficia casi de modo exclusivo a Valladolid
(mientras que León y Zamora estarían especialmente perjudicadas).
¿De verdad creen que con esos datos alguien pueda venir a decir
que “nos sentimos cómodos” en Castilla y León? O también que la Región Leonesa
es simplemente “el oeste de esta Comunidad”. No parece que se pueda entender
que con ese tipo de discursos además se planteen ganar votos.
Esos son los datos objetivos. A partir de ello pueden venir las
interpretaciones. Para unos será algo así como una maldición divina y para
otros es producto de que gobierna el PP y no “nosotros”. Pero claro el PP
también ha gobernado durante esos años en Murcia y sin embargo allí han ganado
más de 500.000 habitantes y ha aumentado su peso sobre el conjunto de la
población española. En otro reciente artículo mencionaba el diferente
comportamiento de la provincia leonesa respecto a Navarra (de tener +14.611
habitantes a -197.346) , La Rioja o Cantabria.
Las
manifestaciones de Oscar Puente (PSOE) vendrían estar muy en la línea de las
que hacía su antecesor en la alcaldía de Valladolid, León de La Riva (PP). Sin
embargo son muchos los socialistas leoneses que disienten de esos
pronunciamientos. En definitiva la condición de vallisoletanos une mucho más
que lo que pueda ser la identidad ideológica. No deja de ser significativo
que ese discurso que dice “es tirar el
dinero el invertir en otros provincias” haya sido aplaudido por el auditorio al
que se dirigía en su ciudad mientras ha levantado ampollas en León.
Diría que las
posiciones de Oscar Puente en nada tienen sintonía con un partido de izquierdas
que en teoría defiende la igualdad social y territorial. El decir que “la forma
de emplear bien los recursos sería apostar muy fuerte por una ciudad como
Valladolid” y evitar que esos recursos vayan hacia los territorios más
degradados económicamente tienen poco o nada que ver con un planteamiento
socialista. Los datos vienen a decir a quien ha beneficiado esta autonomía y lo
dicen con rotundidad.
El centralismo de
Valladolid es asfixiante y escasamente democrático. Con los dineros de los
leoneses y de los castellanos se nutre el centralismo vallisoletano. Dineros ya
sea vía impuestos con los que se paga el funcionamiento de las instituciones,
los centros informativos que allí se ubican, pero también los aeropuertos, la
orquesta sinfónica o el casino (por poner sólo algunos ejemplos).
La centralidad de
Valladolid se sustenta en la existencia de la Comunidad Autónoma de Castilla y
León. Es una evidencia que si la España de las Autonomías hubiera dado un
reconocimiento político a la Región Leonesa por un lado y a la Región
Castellana por otro, Valladolid hubiera dejado de tener esa centralidad
geográfica y con toda probabilidad
Burgos hubiera podido ser la sede de los gobiernos castellanos.
En definitiva pensamos
que la solución pasa por el reconocimiento de la identidad leonesa y favorecer
su desarrollo económico y social, no pasa simplemente por un cambio de partido
en el poder. Ya hemos visto la identidad de los discursos de dos alcaldes de
Valladolid de signo político distinto.
Más allá de los
cambios coyunturales (de partidos), se hace necesario un cambio más
estructural. Hay que ver el modelo político que se propugna para la actual
autonomía y en qué medida se corresponde con las declaraciones comentadas.
Este vendría a
ser un ejemplo más, de aquellos que defienden un modelo uniformizador frente al
que los leoneses siempre hemos defendido
la “unidad plural”. El “todo para mí” es profundamente egoísta y
promueve las desigualdades económicas, sociales y culturales.
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