miércoles, 4 de noviembre de 2020

LAS OTRAS VÍCTIMAS DEL COVID-19

 


          A las víctimas directas de la pandemia habría que unir otras que aunque no afectadas directamente por la enfermedad, si han padecido indirectamente las consecuencias.

            Soy de las personas que hace unos meses salía puntualmente a mi ventana para aplaudir la labor del personal sanitario. Mi madre (recientemente fallecida) también lo hacía. Hoy sin embargo he comprendido que dentro del personal sanitario hay personas que merecen todo el reconocimiento y otras el máximo desprecio. Como se diría “hay de todo, como en botica”.

            No puedo entender que a una persona de 92 años que tiene consulta (programada y aceptada) con su médica de cabecera y tiene que acudir a ella en silla de ruedas, la médica ni siquiera sea capaz de recibirla en su ambulatorio. Que la deje en la calle en un día frío del otoño leonés. Que ni siquiera acepte el sellar las recetas que le solicitaba su cuidadora y con ello provoque que tampoco pueda acceder a los medicamentos cuando los pide en la farmacia. Que por toda respuesta le digan “que siga con los medicamentos como hasta ahora”. Apenas cuatro días después esa persona que había acudido a consulta falleció. No era enferma de Covid 19 pero desde luego fue una de las víctimas del propio miedo de esa médica ante la pandemia. No creo que sea un caso único.

            Habrá que contar con más medios y priorizar lo que es fundamental respecto de otras cosas que pueden ser secundarias. También habrá que considerar que la atención a los enfermos del Covid 19 no puede ser algo exclusivo de la sanidad pública e implicar a la sanidad privada en la atención a la pandemia. Sin embargo los recursos son siempre, por definición, limitados por lo que no sólo es cuestión de ampliarlos sino que también habrá que mejorar su gestión. Por ejemplo no puede ser que se rompa la continuidad en la atención al enfermo cuando abandona un hospital. A veces se tiene la impresión de que no existe esa continuidad en la atención y que el enfermo se encuentra en “tierra de nadie” (ya no es enfermo de hospital pero tampoco de la atención primaria de su médico de cabecera). Las consecuencias de ello, pueden llegar a ser trágicas.

            Entiendo que el cansancio se acumula en el conjunto de la población y especialmente en un personal sanitario directamente afectado. Las circunstancias son las que son y tendremos que afrontarlas lo mejor posible.

            Hay cosas que podemos achacar a la falta de recursos pero hay otras que dependen más de las formas de conducta. La comunicación con los enfermos puede ser esencial en un momento dado. Hay personal médico que habla con el enfermo, que se interesa por su estado, que le da información  de lo que ha podido ver y su evolución. Pero también hay otros que su visita a los enfermos se diferencia más bien poco de la que pueda hacer un veterinario cuando visita una granja. Esa no comunicación se extiende también a los familiares y las personas que cuidan a ese enfermo.

            En tanto hay comportamientos y conductas muy diferentes, creo que es injusto el aplicar un mismo baremos igual para todos. En esta y también en otras profesiones (como en la educación por ejemplo) se hace necesario establecer mecanismos que permitan premiar al que hace bien su labor y castigar al que no cumple con su deber. De algún modo en esos baremos habría que tener en cuenta la opinión de los directamente afectados. La justicia no siempre significa igualdad.

            Lo que sí es importante es que haya equidad en el reparto de los recursos sanitarios. No se puede entender que de las 53 nuevas camas UCI que la Junta establece para el conjunto de Castilla y León, 28 fueran para Valladolid, 0 para la ciudad de León y 0 para Salamanca. Esa medida explica que con un menor número de contagiados (tanto en números absolutos con en proporción) León y Salamanca fueron confinados mientras Valladolid no lo era. Se entiende aún menos que los grupos del PP y de Ciudadanos del Ayuntamiento de León hayan aprobado ese reparto. Se promueve la obediencia a mi partido por encima del interés de la ciudadanía. Los males siempre serán consecuencia de lo que hace el “otro” partido pero “nunca” cuando eso se hace dentro del propio partido.  Igual Carlota Amigo entiende que eso es un signo del interés de la Junta por los leoneses. Yo no lo creo así.

            Los aplazamientos de consultas u operaciones o también el que la población evite el ir a los hospitales son otros efectos colaterales de esta pandemia. En algún momento volveremos a vivir dentro de un modo que se pueda asociar a lo que hacíamos antes. No será igual, esperemos que hayamos aprendido algunas cosas de esta dura lección que estamos viviendo ahora y al menos en alguna cosa se mejore.

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