El modelo sanitario que promueve la Junta y en concreto su vicepresidente
el señor Igea es un claro ejemplo de cómo un sistema autonómico que se crea
para descentralizar competencias, lo que hace es justo lo contrario.
Ese modelo
sanitario básicamente se concreta en quitar servicios al resto de zonas de la
comunidad para centralizarlos en “el pueblo de Igea” (en Valladolid). Desaparecen
consultorios en muchos pueblos, servicios asistenciales en Béjar, en León… y
todo ello para ampliar servicios en Valladolid.
Por toda
justificación de ese modelo se dice que Valladolid está en el centro y que en
base a ello puede dar servicio sanitario al resto de provincias de la
Comunidad. Claro esto mismo se podría decir de Madrid que estando en el centro
de España podía dar servicio a todos los españoles. Uno pensaba que se había
creado el Estado de las Autonomías precisamente para evitar esa centralización
de servicios. Podríamos decir que “para ese viaje no necesitábamos esas
alforjas”.
Hay que
decir que esa centralidad geográfica de Valladolid se debe a la propia
existencia de la autonomía de Castilla y León. En el momento que hubiese una
autonomía de la Región Leonesa y otra de la Región Castellana esa centralidad
geográfica de Valladolid desaparecería. Por ello siempre han sido los máximos
impulsores y promotores de este marco autonómico.
Es asombroso
que además se utilice como argumento de defensa de ese modelo, la apelación a
la solidaridad. Se quita recursos a los que menos tienen para darlos a los que
tienen más y para el colmo dice que es un acto de “solidaridad como Comunidad”.
Que este tipo de argumentos además los suscriban algunos cargos de su partido
en León (y en otras provincias) es penoso. Igual es lo que entienden como un
acto de apoyo de la Junta a los leoneses. Otros pensamos que la única
explicación posible es su apego al cargo que exige obediencia y disciplina a
sus jefes (aunque ello sea contrario a los intereses de aquellos que le han
votado).
Básicamente
este modelo supone que con los impuestos que pagan los ciudadanos de otras
provincias se les quita servicios para crear nuevas infraestructuras en
Valladolid. No sólo eso, los costes derivados del traslado o de la estancia
para acompañar a los enfermos los paga el usuario de su bolsillo y ese dinero
queda en pucela. El traslado de profesionales supone que se crean nuevos
puestos de trabajo en Valladolid para restarlos en otras provincias. Las obras
que se hacen para crear nuevas infraestructuras suponen nuevas inversiones que
dinamizan la economía de una zona, pero a costa de que otras pierdan esas
oportunidades.
Luego a
algunos se les llenará la boca de hablar de la España despoblada y vaciada. El
procedimiento que plantea Igea se asemeja mucho al de Oscar Puente. Uno y otro
vienen a decir que hay que concentrar las inversiones en Valladolid y que lo
que tienen que hacer los que se ven en la necesidad de abandonar sus pueblos es
venirse a esa ciudad. Vamos todo un ejemplo de solidaridad social y
territorial.
Más allá de
lo que puedan ser las creencias de cada uno, creo que hay que levantar la
bandera de la dignidad. No entiendo que este modelo pueda ser asumido por aquellos
que lo padecen. Menos aún que aquellos que deben ser sus representantes lo
avalen.
La
credibilidad va unida a la coherencia. No puede ser que mi crítica solo se
circunscriba a aquello que hace mi rival político. Habrá que actuar en función
de las propuestas y las actuaciones. Por ejemplo podemos ser contrarios a las
obras de peatonalización de Ordoño (como es mi caso) y también ser críticos con
este modelo sanitario que promueve la Junta de Castilla y León. En demasiadas
ocasiones vemos que se busca más derribar a mi rival político que la defensa de
los intereses de la ciudadanía. Además eso se suele notar demasiado.
Sinceramente
creo que la autonomía de Castilla y León está actuando a modo de apisonadora
del bienestar de los leoneses. Los ejemplos son muchísimos y se repiten día
tras día. Podré entender que alguien cuestione como nos iría en una autonomía
leonesa. Eso es opinable, como todo futurible. Lo que creo que es irrefutable
es que en la autonomía de Castilla y León nos va muy mal (ya sea en el plano
económico, cultural o de servicios). Por eso pienso que siempre será mejor
buscar alguna salida a esta situación que la conformidad de permanecer en el
reino de los cementerios. Dotarnos de mayor poder de decisión y control de los
recursos debería de favorecer mejorar las condiciones de vida de los leoneses.
Ya son muchos años para mostrar que ese modelo autonómico es nefasto y que lo
ha sido así con diferentes gobiernos. Llega la hora de cambiarlo.
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