Podemos
decir que no hay un concepto más uniformizador de España que el que se promueve desde muchos
partidos nacionalistas. El mirar únicamente hacia sus propios intereses hace
que tiendan a establecer una división entre Cataluña, Euskadi, Galicia y España.
En ese sentido su concepción de España vendría a ser un todo indiferenciado que
abarcaría desde Asturias a Andalucía. Eso sí
diferenciarían de aquellos territorios a los que ellos definen como
nacionalidades históricas (tal vez sin excesivo rigor).
Esa
concepción uniformizadora de lo que es España estuvo muy presente en el
franquismo. En esa ideología totalitaria parecía que la bata de cola o los
toros eran algo propio de todos los españoles. La división regional de España
era algo puramente nominal y carente de contenido político o social. Esta
concepción franquista no difiere demasiado de la que tienen muchos de los
partidos nacionalistas actuales. También podemos decir que participa de ella
Isabel Ayuso que en buena medida viene a representar una especie de
nacionalismo madrileño que viene a igualar a Madrid con España. Los demás son
“los independentistas” y “los paletos”.
No
comparto la idea de algunos referentes que desde la izquierda quieren
introducir el debate entre la bandera republicana y la que es la bandera
española. Con independencia de que uno considere mejor la opción monárquica o la
republicana los aficionados acuden a los estadios deportivos con la bandera
española para animar a su selección, también aquellos que son votantes de esas
opciones políticas. No se entiende los exclusivismos ni en el plano territorial
ni tampoco en el político. Españoles son por igual los que apoyan el comunismo,
el socialismo o son votantes del PP o de VOX. También en el plano territorial
para los que creemos en la España plural no es menos español un vasco que un
madrileño o un andaluz.
El
concepto leonés de España se basa en su definición como “UNIDAD EN LA PLURALIDAD”.
Este modelo de España lo podemos encontrar en el Regnum Imperium Leonés. Sánchez Candeira estudioso del mismo nos
dice que ese imperio era “un organismo
político unificador, verdadero super restado encaminado a crear una UNIDAD POR
ENCIMA DEL PARTICULARISMO REPRESENTADO POR LOS DISTINTOS REINOS QUE DENTRO DE
ÉL CONSERVABAN SU INDEPENDENCIA”. En ese momento histórico el fracaso del
Reino de León y su decadencia supuso ni más ni menos el abandono de ese proyecto político en
España y su sustitución por el castellano más unitarista y uniformizador, de
acuerdo a una concepción más militar de Castilla. No hay que olvidar que el
castillo es ante todo un recinto militar, frente a otra más política de España
como fue la del Reino de León a través de sus cortes y sus fueros.
Desde
esa concepción de UNIDAD reclamaríamos la presencia de los símbolos y signos de
España en cualquier parte de su territorio. También hay que asegurar que todos
los españoles tengan iguales derechos y deberes con independencia del
territorio en el que vivan. No es muy solidario tratar de parcelar la riqueza.
Esa igualdad en derecho debe de convivir con las diferencias que hay culturales
y sociales.
Desde
esa concepción de PLURALIDAD habría que entender que España es plural en sus modos, costumbres y culturas. Así
habría que potenciar los rasgos de
identidad cultural en el que se incluyen tanto los idiomas como las formas de organización política y social.
Sólo
quién asume España como una unidad podrá demandar una organización plural de la
misma. Los independentistas tan sólo buscan hacer unidades distintas y no
parece que en ello pueda contar con el apoyo de aquellos que no creemos en ese
tipo de proyecto.
Engarzar
los conceptos de “unidad y pluralidad”
es el principal reto que tiene España en estos momentos y creo sinceramente que
los leoneses a lo largo de nuestra historia hemos perseguido hacer posible ese
engarce.
Por
último quisiera decir que el himno de León empieza diciendo “Sin León no
hubiera España…”. Paradójicamente se nos ha excluido de un modo antidemocrático
de la España de las autonomías provocando el declive en el plano económico,
cultural y social. Tal vez sería el momento de pensar que no es posible esa
España una y plural sin que se reconozca
la existencia de una parte tan importante de esa pluralidad como es la Región
Leonesa. ¿Alguien todavía piensa, con Martín Villa, que la creación de Castilla
y León ha favorecido una mayor cohesión de España? Uno diría que hay
suficientes datos que vienen a decir lo contrario. Por ejemplo cabría recordar
que en el inicio del proceso en 1.977 los nacionalismos periféricos tenían 24
escaños en las Cortes Generales, mientras hoy suman 42.
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