El asedio no es sólo algo que se daba en época medieval, en mi opinión que se sigue dando. Se coarta la libertad de pensamiento de modo que para acceder al dinero público hay que someterse a lo que nos dicta. Esto pudiera ser comprensible si a lo que nos referimos es a una serie de valores que van contra los derechos humanos. Es decir puedo entender que no se subvencione a grupos que promueven la violencia u obligan al uso del burka entre sus asociados. En general se puede comprender ese carácter restrictivo contra aquellos que no cumplen los principios de convivencia dentro de un país democrático.
Sin embargo hay otros casos. Lo son
diferentes clubs deportivos, casas regionales o medios de comunicación donde la
Junta obliga a seguir sus dictámenes para poder acceder a las subvenciones y
además lo hace con ocultamiento, sin trasparencia.
Como todo asedio el proceso se inicia
evitando el acceso a los medios que puedan garantizar su propia existencia.
Cuando la situación se hace insostenible es cuando se prepara el asalto. La
Junta aparece como “salvadora” imponiendo sus condiciones. Claro también hay
que tener en cuenta que ese dinero “salvador” procede de los impuestos que paga
esa ciudadanía.
En buena medida se trata de elegir
entre la libertad de lo que se ha sido siempre (aún a falta de recursos) o
plegarse a lo que se dicta desde el poder para así poder tener subvenciones.
Como en los tiempos medievales
también estos asedios se basan en la permanencia en el tiempo. Tengo un
artículo publicado en 1984 (es decir hace 40 años) que titulaba “ni se compra,
ni se vende”. En ese artículo me refería a la resistencia de las casas
regionales leonesas que evitaban pasar a ser “casas de Castilla y León” aunque
ello suponía no acceder a las subvenciones de la Junta y dificultaba mucho su
propia existencia. Hoy 40 años más tarde varias de ellas siguen manteniendo la
identidad que siempre han tenido y lo hacen a pesar de seguir sometidas a ese
asedio. Esas casas no sólo mantienen los
principios democráticos sino que los defienden.
También sectores en crisis económica
tienen que elegir entre libertad y subvenciones. Se conoce que muchos medios de
comunicación dependen de la publicidad,
especialmente cuando el periódico en papel tiene cada vez tiene menor peso.
Pero claro muchas veces esa publicidad tiene un carácter institucional y no se
reparte en función de la capacidad de difusión que pueda tener el medio, sino
más bien en función de la afinidad política. Es un caso más en que el asedio
económico atenta a la libertad de expresión y con ello a que la ciudadanía
pueda tener una información más libre e independiente.
Podríamos decir que este asedio se
hace sin la suficiente trasparencia. Tal vez por cuanto también se sabe que el
actuar de este modo no tiene respaldo social. Por ejemplo me gustaría saber
cuanto ha supuesto al Ademar que ahora en sus camisetas incluya también la
bandera de Castilla y León. ¿Es esto algo que ha hecho desde su libertad o más
bien consecuencia de los impagos que ha denunciado de la Diputación de León?
¿Ha consultado a sus socios? . Otro caso sería el de los programas de Jesús
Calleja (con el que comparto muchas cosas). Cuando Calleja habla de “su tierra”
estando en Segovia o Valladolid lo hace desde su libertad o por cuanto su
programa está subvencionado por la Junta de Castilla y León. Sigo sus programas
y se puede ver que en las primeras temporadas (cuando no había subvención de la
Junta) no había este tipo de pronunciamientos.
Muchos leoneses podemos tener mayor identidad con Cáceres que sin
embargo para este comunicador ya no sería “su tierra”. Compartimos identidad
como españoles con Segovia, como con Murcia o con Toledo pero no admitimos que
se nos imponga los “límites de nuestra tierra” por criterios políticos ajenos a
los principios democráticos.
También hace falta claridad y
trasparencia en lo que es la distribución de los dineros públicos a las
asociaciones. No conozco que en otras autonomías existan instituciones públicas
dedicadas a “fabricar un sentimiento de identidad”. En Castilla y León sí se da
ese caso. Si el contenido de lo que se dice va en la línea de lo que se busca
desde el poder autonómico entonces será promocionado y subvencionado. No
importa si lo que se dice tiene suficiente veracidad o calidad. La pregunta es
más bien de afinidad con el poder y lo demás importa bastante menos.
No son buenos tiempos para la
libertad. Tal vez hoy como entonces hay que recordar aquella frase de Emiliano
Zapata “prefiero morir de pie, que vivir de rodillas”. Pues eso, a resistir el
asedio.
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