Les
voy a contar una historia que es real y tiene como fondo una gran tragedia. Les
conmino que a medida que la vayan leyendo intenten adivinar el lugar en el que
se desarrolla.
En
la capital de ese país se produce un atentado con coche bomba. Una operaria de
la policía pasa información relevante del terrorista y la pone en un post-it a
su jefa. Sin embargo a ese pos-it nadie le presta atención.
Cuando
por fin alguien se da cuenta de ese pos-it, sin embargo, el sistema que tiene
la policía no permite hacer envíos masivos, inmediatos y urgentes. Como
consecuencia de ello nadie da aviso de cerrar las carreteras. Un policía que
llega a ver ese aviso se lo pasa a otros 3 compañeros pero estos no le dan
importancia y siguen con sus tareas de tipo administrativo.
El
tema tiene toda su trascendencia por cuanto aquel que ha puesto la bomba en la
capital, tiene planeado trasladarse a una isla a 39 km para continuar matando.
Cuando
el asesino en cuestión llega a la isla, empieza a matar de forma indiscriminada. El sistema de alerta
de la policía lleva a redirigir las llamadas a la centralita más próxima. Esto
supone que cuando la población civil llama alertando de ese grave episodio esa
centralita se atasca.
Los
39 km que distan de la capital al lugar de los hechos serían fácilmente
accesibles mediante un helicóptero. La policía de hecho lo tiene pero todos sus
pilotos están de vacaciones y no hay nadie para pilotarlos. Cuando uno de esos pilotos,
consciente de la importancia de los acontecimientos, llama solicitando
incorporarse al servicio para prestar su colaboración, le dicen que no hace
falta.
Al
alcanzar la policía con sus coches al lugar más próximo a la isla resulta que
la embarcación para llegar no puede usarse por cuanto hay que inflarla antes y
repostar el combustible. Los bomberos ofrecen a la policía su lancha pero estos
le dicen que no hace falta. Cuando tratan de rectificar y acuden a los bomberos
para demandarles su lancha resulta que no pueden hablar con ellos por cuanto
están llamando a un número equivocado.
Por
su parte los equipos especializados no tienen embarcación propia y esperan que
se la puedan dejar los policías. Entre ellos tienen problemas de comunicación
por cuanto unos utilizan líneas analógicas y otros digitales. Ello dificulta
que puedan establecer una acción conjunta. La consecuencia es que fijan un
punto de encuentro a 3 km cuando lo podían haber hecho a 600 metros.
Por
fin 10 personas del cuerpo especializado se meten en una embarcación con todo
su equipo táctico, con cascos y escudos. Sin embargo con tanto peso el motor
pierde fuerza y a 100 metros de la isla la embarcación hace agua y termina
hundiéndose. Al rescate acuden dos embarcaciones civiles. Ello hace posible que
arriben a la isla al repartir ese peso entre las dos embarcaciones.
Cuando
los policías llegan a la isla reciben la orden de “observar y esperar”. Con
ello la matanza continúa. No dejan acercarse a las ambulancias a la orilla para
socorrer a las víctimas.
La
policía detiene a un chico de 17 años por cuanto “está muy tranquilo ante la
matanza”. Lo que no sabían en ese momento es que procedía de Chechenia y para
su desgracia ya había presenciado bastantes acontecimientos trágicos.
¿Ya
han hecho suficientes cábalas del suceso que estamos relatando? Para aquellos
que saben de lo que estamos hablando y para los que no aciertan el lugar, se lo vamos a revelar. Se trata de los sucesos
que ocurrieron en Noruega, en Oslo y en la isla de Utoya. En total hubo 69
muertos y lo más terrible es con unos mínimos de eficacia en la labor policial
probablemente al menos 20 se pudieran haber evitado (como se reconoce en el propio informe elaborado a
petición del parlamento de ese país).
Sin
embargo en la perspectiva de la ciudadanía tenemos la imagen de Noruega como la
de un país con un alto nivel de eficacia en el desarrollo de las distintas
funciones. Imagen que contrasta con la que los españoles tenemos de España
hasta el punto que hemos creado distintas palabras que tienen un contenido
plenamente negativo, como es la chapuza nacional, la españolada… Probablemente
sea mejor la imagen que tengan otros ciudadanos europeos de España, de la que
tengamos los propios españoles.
Si
esta cadena de absolutos despropósitos con
consecuencias gravísimas de pérdida de vidas se hubiera desarrollado en
España, me imagino la polvareda que se hubiera generado y no ya contra el
funcionamiento de las instituciones, sino también contra la propia imagen del
país.
Debo
decir que mi conocimiento de estos hechos viene de la lectura del libro de
Andoni Unzalu “momentos estelares de la historia del socialismo” (que por
cierto recomiendo) y se fundamenta en el propio informe del parlamento noruego.
Creo
que en demasiadas ocasiones el español actúa con un cierto complejo de
inferioridad frente a lo que ocurre fuera. Este artículo pretende hacer ver que
“las chapuzas nacionales” se dan en muchos sitios, vamos… “hasta en Noruega”.
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