viernes, 25 de junio de 2021

REPRESENTANTES LEONESES, ¿DE QUIÉN?

 


            En mi opinión un factor clave en la interpretación del debate sobre la autonomía leonesa es el relativo al propio concepto de “representación”.   ¿A quién representan los políticos que surgen de los resultados electorales? En unos casos se interpreta que son “representantes de sus votantes” y en otros “del partido” por el cual se han presentado.

            En el proceso autonómico Martin Villa exigió a los cargos electos de su partido, obediencia a lo que eran sus propias demandas. Es decir, obediencia al partido por encima de lo que pudieran pensar las personas que les hubieran votado. Este hecho quedo en evidencia cuando el partido fracasa y entonces esos cargos se ven liberados de esas presiones y en función de ello promueven en la Diputación de León (que aún gobernaban) una moción favorable a alcanzar una autonomía leonesa que se gana por 20 votos frente a 4.

            El caso contrario lo hemos visto estos días en el que el alcalde de la ciudad de León planta cara a cargos importantes de su partido en defensa de reivindicaciones de la ciudadanía leonesa. Se ha primado “el representar a la ciudadanía” por encima de lo que sean las exigencias de partido.

            Es un hecho que la reivindicación leonesista es independiente de la posición ideológica de cada cual. Partidarios del reconocimiento político de la identidad leonesa existen en todos los partidos. En el pasado podemos recordar que tuvieron posiciones en defensa de la autonomía leonesa de forma significativa José María Suárez (que promovió los recursos jurídicos contra la integración leonesa en esa autonomía) o Juan Morano (por poner sólo dos ejemplos). Las mociones presentadas en los diferentes Ayuntamientos han contado con el apoyo de concejales y alcaldes de PP, PSOE, Podemos, IU, Ciudadanos, Vox, Independientes y de UPL. Diría que el punto en común de todos ellos ha sido el primar ser representantes de aquellos que les han votado por encima de lo que pueda decir el partido por el que se hayan presentado. Son también los valientes que han priorizado la dignidad frente a otros que más cobardemente han elegido la sumisión.

            Es mentira que esto surja como una derivación de lo que sucede en Cataluña. Son muchos años, diría que muchos siglos, en lo que este debate está presente. Eso es un hecho objetivo que sólo se puede obviar desde el desconocimiento o desde la mala intención.

            En buena medida esta batalla es la de la reivindicación de que los ciudadanos son la base y el pilar de la democracia. Alguien que venía del franquismo como Martin Villa cuando le preguntaron qué opinaba sobre la gran manifestación contraria a la integración en la autonomía de Castilla y León contestaba menospreciando y ninguneando a esa ciudadanía que se había manifestado pacíficamente en la calle. Así en las declaraciones a los medios el 6-11-83 decía textualmente “Con todo el respeto hacia mis paisanos una manifestación de 20.000 personas, aunque sean leoneses, no son bastantes para diseñar una política autonómica en la cual está en juego ni más ni menos que la organización territorial del Estado”. Vamos, dicho de otro modo,  la opinión de los leoneses no se tendría en cuenta.

            De algún modo Martin Villa reconocía que los leoneses no deseaban ese marco autonómico. Pero también decía que los sentimientos de los leoneses no importaban. Así afirmaba “el tema no es tanto de sentimientos. Si hubiera podido hacerse un Estado de las Autonomías en que no hubiera sido un sistema para Cataluña, el País Vasco y Galicia pues seguramente podían haberse primado los sentimientos”. Sin embargo  hoy tenemos las declaraciones independentistas en Cataluña y la ruina económica, cultural y social en la Región Leonesa. No parece que ofrezca mayores dudas que ese plan no ha funcionado.

            La cuestión leonesista no es un debate sobre lo que puedan pensar los leoneses. Aquí lo que se plantea es el valor que se da a eso que quiere y desea la ciudadanía leonesa. Es decir si lo que quiere la ciudadanía leonesa  debe tener repercusión en el plano político. Ha habido muchas manifestaciones leonesistas que además se reconocen como las mayores de la historia leonesa. Pero aún está por ver la primera que sea favorable a una autonomía de Castilla y León. Si alguien se anima les invito a convocarla y seguro que tendría apoyo económico de la Junta.

            Sinceramente en este momento son tan apabullantes los datos económicos, sociales o demográficos que permanecer sin promover un cambio es como aceptar la muerte. Incluso los no convencidos de la necesidad de una autonomía leonesa deberían pensar que es mejor arriesgar respecto a lo que no se conoce que permanecer en algo que si se conoce que nos va muy mal.

            La ciudadanía siempre agradece que se primen sus intereses por encima de lo que pueda decir un determinado partido. Los liderazgos políticos siempre se han sustentado en ese principio de aceptación ciudadana.

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