jueves, 9 de marzo de 2023

A día de hoy.

 

A día de hoy.

La candidata del PP al Ayuntamiento de León cuando le preguntan sobre la autonomía leonesa contesta siempre que: “a día de hoy el mapa autonómico está cerrado”. A mi me suena bastante a aquella máxima franquista que decía que dejaba todo “atado y bien atado”. Pero muy bien atado no debía estar por cuando ahora hemos pasado a un régimen en el que gobierna el más votado. Ya ven las cosas cambian y nada es inmutable.

Son las leyes las que deben adaptase a la voluntad de las personas. Eso fue lo que sucedió con el paso de un régimen totalitario a otro democrático. Nadie duda de que la voluntad de los leoneses es contar con un marco autonómico propio. Todos los estudios (incluidos alguno propiciado por la propia Junta) nos dicen que la opinión mayoritaria es claramente favorable a una autonomía leonesa. Lo dicen los acuerdos municipales donde a pesar de la oposición de PP, PSOE o Ciudadanos la gran mayoría de los ayuntamientos se han mostrado favorables a una autonomía leonesa. Con la excepción de algún ayuntamiento cuyo alcalde tiene cargo en la Diputación (como La Robla o Cistierna) el resto se divide entre los que han aprobado la moción leonesista y los que aún no se han pronunciado.

No voy a gastar demasiado tiempo en decir que el devenir leonés en este marco autonómico ha sido claramente negativo. Podría incluir indicadores demográficos, económicos o culturales. Pero es que pienso que la gran mayoría de los leoneses eso ya lo sabe y lo conoce. Por eso mismo seguro que en la campaña no va a tratar de convencer a nadie de que es buena esa pertenencia a la autonomía de Castilla y León. Su discurso va más en la línea de que “no es posible” a la de considerarla “deseable”.

Pero para llegar al futuro hay que trabajar desde el presente. Si el diagnóstico es de que alguien padece una grave enfermedad, no creo que la solución sea decir al enfermo que “no hay salida” y hacerle entrega por anticipado del “acta de defunción”. Diría que esto es lo que usted hace básicamente con ese discurso.

La autonomía de Castilla y León es un marco impuesto contra la voluntad de los leoneses. Además esa imposición está causando un deterioro muy notable de las condiciones de vida de los leoneses. Parece que algo habrá que hacer para cambiar esa situación. La continuidad no parece la mejor alternativa.

Tampoco creo aceptable que se presenten las elecciones municipales como un plebiscito contra el actual gobierno de España. Eso sería tanto como despreciar al propio territorio por el que se presenta y situar a León como un peldaño más en la carrera de su partido por alcanzar el poder en España.

No voy a competir con usted en conocimientos de historia. Pero seguro que coincidirá conmigo que es muy complicado encontrar marcos territoriales que hayan permanecido estables a lo largo del tiempo. El cambio es “lo normal”. Lo podemos encontrar en la propia historia del Reino de León en la que según el periodo que estudiemos podríamos encontrar a Galicia, Portugal, Castilla o Extremadura formando parte de este. Incluso en  tiempos más recientes pudimos ver como la Región Leonesa se podía estudiar como formada por León, Zamora, Salamanca, Valladolid y Palencia. Para más tarde limitarla a León, Zamora y Salamanca.

No creo que esta autonomía de Castilla y León tenga algo que haga que su duración sea eterna, que la distinga en  ello de cualquier otro territorio. Puede y debe cambiar. Debe hacerlo para adaptar la ley a la voluntad de los leoneses y para proteger sus condiciones de vida. Para ello habrá que posicionarse ahora en favorecer ese cambio.

Los efectos que podría tener una autonomía leonesa pueden ser opinables. Estamos en el terreno de la hipótesis. Sin embargo lo que no creo discutible son los efectos negativos de pertenecer a la autonomía de Castilla y León, aquí ya no son hipótesis, son hechos.

Atendiendo a criterios de población tenemos que la provincia de León pierde entre 1981 y 2020 un -0.42% y el conjunto de la Región Leonesa un -0.93% . Sin embargo en ese mismo período el conjunto de las autonomías uniprovinciales gana un 2.33%. Si excluimos Madrid el saldo también es positivo (+0.51%). Eso vendría a significar que carecen de rigor las opiniones que vienen a desechar una autonomía leonesa en base a insuficiente capacidad económica. Ello por un lado sería injusto (es como si dijeran que sólo los territorios ricos pueden tener una autonomía propia) pero tampoco responde a lo que nos dicen los indicadores económicos. Tener capacidad sobre los propios recursos aumenta las posibilidades de mejorar nuestras condiciones de vida. Existir es una condición necesaria para poder vender.

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