lunes, 15 de octubre de 2012


HACIA UNA ECONOMIA MAS RESPONSABLE.


            En una crisis como la actual, que nos está suponiendo tantos y tan graves problemas creo que debemos evitar que nuestro único punto de mira sea el tratar de demostrar cuán culpable es "el otro" de nuestra situación. Ello nos lleva a unas actitudes             tal vez excesivamente complacientes con nosotros mismos y favorecer una pasividad que impida poner medios para mejorar la situación actual.


            Entendemos que al haber llegado hasta donde hemos llegado puede hacer absolutamente necesario tomar medidas de urgencia a través de políticas monetarias. En mi opinión aquí sólo hay dos caminos de salida o más Europa o menos Europa. Aquellos que dicen apostar por una Europa más unida deben dar muestras de que apoyan ese gran proyecto.


            Sin embargo pensamos que esas medidas de urgencia no solucionan el problema de fondo. Consideramos que se hace necesario un cambio en las formas de conducta sociales. Son esas conductas irresponsables las que han generado la crisis y por ello se hace imprescindible evolucionar hacia una sociedad más responsable.


            Esa trasformación del medio social es una tarea que implica a todos. En mi libro ¡irresponsables! trato de recoger algunas ideas que en el campo de la educación, la economía, la administración o la unidad familiar deben de cambiar para mejorar con ello nuestro medio social.


            En concreto en este artículo voy a centrarme en el ámbito de la empresa y el ámbito de la economía en general. En nuestra opinión en la sociedad actual no existe una correspondencia adecuada entre lo que cada ciudadano aporta al medio social y la compensación que recibe del mismo. Así por ejemplo puede resultar poco entendible que en una situación como la actual haya equipos de fútbol que paguen a sus jugadores cantidades desorbitadas muy por encima de lo que puedan recibir en Alemania.


            Tanto empresas como administraciones deben revisar sus procesos con el objetivo de simplificarlos para ganar en eficiencia. La definición de tareas que clarifique aquello que corresponde a cada uno, supone agilizar los procesos y plazos de respuesta.


            Hay que volver a la cultura del esfuerzo, pero del esfuerzo recompensado. Los esquemas igualitarios en las retribuciones llevan a premiar la ineficiencia y la falta de esfuerzo. Especialmente importante será cambiar ese modelo en el ámbito administrativo. Es irresponsable que reciba el mismo dinero un funcionario con independencia de como ejecute su labor. También ello sería aplicable al mundo de la empresa. Es necesario que la retribución económica se ligue al propio desempeño del trabajo.


            Hay que avanzar en desarrollar sistemas que premien las conductas responsables también en el ámbito laboral. Ello supone tanto trabajar más y mejor como tener en cuenta las medidas de seguridad que llevan a disminuir la tasa de accidentes.

           

            En la aportación al medio social será fundamental promover la creatividad como factor de superación de las condiciones actuales para llegar a una sociedad mejor. Podríamos decir que la creatividad es la chispa que impulsa los cambios sociales en sentido positivo.


            Ser creativo implica riesgos. Para ello se hace necesaria la tolerancia al fracaso. Es decir, admitiendo que explorar senderos nuevos no siempre lleva a mejorar el camino, habrá que estimular particularmente a aquellos que logran avances en su exploración.


            Las organizaciones deben favorecer cauces de expresión de las ideas y aportaciones de las personas que los componen. No podemos permitirnos el lujo de que una buena idea se quede sin posibilidad de desarrollarse por falta de cauces suficientes para que llegue a la persona con capacidad para dotarla de los medios necesarios. Habrá que facilitar los recursos desde la filosofía del reconocimiento de que podemos encontrar aportaciones en las distintas personas que forman  ese medio laboral.


            La persona que aporta ideas para generar nuevos productos, para mejorar los procesos debe de beneficiarse de sus propios procesos creativos. Hay que eliminar las actitudes de soberbia que llevan a pensar que la única verdad y saber se encuentra en uno mismo. Creemos más en la sabiduría del humilde que busca las ideas a su alrededor.


            En cualquier plano es esencial saber escuchar. Creo que nuestra sociedad es cada vez más autista. Basta pasear por las calles para ver un universo de orejas con auriculares y dedos pegados a un aparato electrónico. Es un individualismo irresponsable que nos impide recoger lo que de bueno nos pueda aportar la persona que tenemos al lado.


            Vivimos en una sociedad en la que se priman bastante más las apariencias que las esencias. No se valora tanto la calidad de un producto o de un servicio como el que se pueda contar con el sello correspondiente. Eso puede suponer que se hagan castillos en el aire que terminen derrumbándose.


            Esta crisis a puesto claramente de manifiesto que las apariencias terminan cayendo. Así la crisis griega tuvo en buena medida su origen en haber presentado unas cuentas falsas en las que se buscaba aparentar lo que no se era. Bankia entra en crisis cuando se descubre que había un desfase importante en sus cuentas.


            Aparentar es querer disfrazar la realidad en función de las conveniencias sociales y los intereses personales o de grupo. Cuando el objetivo nos resulta inalcanzable es cuando con más intensidad buscamos que se nos vea como lo que no somos pero nos gustaría llegar a ser. No hay mayor burbuja que la que se crea desde el prisma de la apariencia y hay que recordar que en el fondo de esta crisis todos los analistas coinciden en decir que había burbujas de irrealidades.


            En definitiva entendemos que debemos ir avanzando en cambiar modos de conducta que nos lleven desde la irresponsabilidad a la responsabilidad, de modo que con ello podamos contar con unos cimientos suficientes para asentar un futuro mejor.



                                                David Díez LLamas

                                                Doctor en Sociología

                                                Autor del libro ¡irresponsables! Publicado en la revista Pymes





           

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