LA CRISIS Y LOS
PENDONES LEONESES.
A mi modo de ver la crisis actual
podría haberse evitado si se hubiese seguido lo que podríamos decir que se
encierra en la filosofía y la tradición de los pendones leoneses. Trataremos de
explicarnos y justificar está afirmación a lo largo de este artículo.
En primer lugar diremos que para
izar el pendón se hace necesario la fuerza del conjunto de los pendoneros para
levantarlo. Sería equivalente al esfuerzo necesario para que desde el erario
público se inicie una obra pública. En ambos casos se hace necesario la unidad
de los vecinos para alcanzar el objetivo deseado. Hay que “remar” todos en la
misma dirección.
Una vez que se ha izado el pendón lo
fundamental será mantener el equilibrio que permite avanzar en el recorrido.
Ese equilibrio es esencial en la ejecución de la obra pública. No tiene sentido
que se hagan polideportivos, centros culturales o aeropuertos de los que luego
no se puede hacer frente a sus gastos de mantenimiento. Se ha llegado el caso a
tener que cerrar centros de estas características por no poder pagar la factura
de la luz. Se hace necesario el sentido de la medida.
El pendonero sabe que el recorrido
con el pendón izado no puede hacerlo una única persona. Se hace necesario que
el pendón pase de unos a otros y que ese trasvase se haga en la mejores
condiciones posibles para que el pendón no se caiga. En esos momentos del
trasvase es donde de modo particular se presta especial atención por parte de
todos los participantes a que el mismo se haga correctamente. También en el
transcurso del devenir político a unos gobernantes les suceden otros, ya sean
del propio partido o de la oposición. La falta de miras ha hecho que a veces se
actué bajo el criterio de que “el que venga detrás que arreé”. En principio
puede ser mucho más vendible el presentar al electorado determinadas obras que
el tener unos presupuestos saneados. Tal vez esto pueda ser una de las cosas
que cambien tras la importante crisis que estamos padeciendo. En todo caso se
hace necesario actuar al modo de los pendoneros y ser conscientes de la
necesidad de traspasar los poderes en las mejores condiciones posibles desde la
lealtad y la asunción como propios de unos objetivos comunes.
Desde el inicio del recorrido las
personas conocen el principio y final del mismo así como tienen previsto quién
debe de llevar el pendón en los diferentes tramos. Ese valor de la información
entiendo que también es algo a tener muy en cuenta desde las instituciones
públicas. La transparencia debe ser un valor emergente que nos ayude a superar
la situación actual. No puede ser que la ciudadanía se entere de las cosas y de
los problemas cuando ya la situación se ha vuelto insostenible. Se hace
necesario que se puedan adoptar medidas de rectificación antes de que se llegue
a la gravedad que va ligada a medidas de urgencia que son más drásticas y
dolorosas de lo que podrían haber sido de actuar a tiempo. Vendría a ser como
el atajar una enfermedad en los inicios de la misma o cuando ya está muy
avanzada, la peligrosidad de la misma no es la misma.
Un valor para mi especialmente
relevante del mundo de los pendones leoneses es su capacidad para aglutinar
bajo el pendón del pueblo a todo tipo
de personas. Hay hombres y mujeres, jóvenes y viejos, de izquierdas y de
derechas, creyentes y ateos, de raza blanca y de raza negra. Todos se unen en
el orgullo de representar a su pueblo y ponen todo su esfuerzo en que esa
representación sea lo mejor posible. En la crisis actual ese pendón se llama
España y sería necesario tener esa capacidad de unión con independencia de las
ideologías, de los distintos segmentos de edad, o del origen territorial.
Habría que preguntarnos que podemos aportar cada uno para salir de la situación
actual. Sin renunciar a pedir responsabilidades a quién corresponda , creo que
tampoco es conveniente limitarnos a demandar a otros que nos solucionen las
cosas. Hay que ser activo en buscar salidas a la crisis actual.
En los pueblos leoneses hay una
profunda tradición democrática y participativa. Es en Concejo donde se toman
las decisiones que afectan al común. Luego ,especialmente en los tiempos en los
que faltaban los recursos, se buscaba ejecutar esas decisiones haciendo llamada
a facendera, de modo que los vecinos se unían en la tarea común en beneficio
del pueblo. Así si se había decidido limpiar un determinado camino, los
regueros o la explanada de la fiesta, todos los vecinos se unían en su esfuerzo
por alcanzar ese objetivo. Todos ellos también se veían beneficiados por esa
obra que habían decidido hacer.
En la España actual entiendo que
también sería bueno recuperar esa tradición de la facendera. Para ello es
necesario dos cosas esenciales, la primera que la tarea a ejecutar sea algo que
se decide desde el propio medio social, lo segundo que las personas que prestan
su esfuerzo en esa tarea se sientan directamente beneficiados por la misma.
Entiendo que debemos hacer una
recuperación de valores que hemos ido perdiendo y que en ello podemos encontrar
una renovación social que resulta necesaria de cara a superar la crisis actual.
Entre esos valores estaría los de la cooperación, la solidaridad, el sentido de
la medida o el esfuerzo recompensado.
David
Díez Llamas
Doctor en Sociología. Autor de la obra “irresponsables”
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