sábado, 6 de octubre de 2012


UNA CRISIS DE VALORES.

         En los medios de comunicación escuchamos un día tras otro lo que podríamos denominar la evolución económica de la crisis. Hemos aprendido a conocer lo que es la prima de riesgo, lo que es mucho o poco en ese indicador. Apostamos por los eurobonos o por la inyección de dinero desde las instituciones europeas... Sin embargo diría que oigo poco hablar de lo que considero que está en el fondo de la situación, la crisis de valores.

         En nuestra opinión, la crisis parte de que durante mucho tiempo, muchas personas de diferentes ámbitos sociales y políticos han mantenido conductas abiertamente irresponsables. Por ello habrá que analizar como hemos podido llegar a esa situación y que podemos hacer para corregirla. Esa es la idea guía que he tratado de desarrollar en mi libro ¡irresponsables!

         Mantengo la idea de que es necesario recuperar la cultura del esfuerzo recompensado, frente a un medio social que se ha hecho excesivamente acomodaticio. En esa línea se hace necesario evitar igualar en los salarios a personas que desarrollan su labor con diferente nivel de esfuerzo y eficacia. Hay que estimular la iniciativa y la creatividad como motores impulsores del desarrollo, pero hacerlo no en abstracto sino en función de lo que puedan aportar al propio medio social.

         Estamos en una sociedad en la que todo se mide en presente. Que premia la fugacidad de las cosas. En la que la imagen gana peso ante los contenidos. Sin embargo eso mismo hace que se pierda en profundidad en los análisis y ello dificulta el que se puedan encontrar salidas al laberinto en el que nos encontramos.

         Diríamos que nos hemos infantilizado, que hemos perdido en madurez. En ese sentido somos una sociedad en la que cada uno sólo se escucha asimismo y que no se abre a la oportunidad de encontrar la parte de verdad que pueda tener “el otro”.

         Esa sociedad cada vez más individualista la podemos ver simplemente cuando paseamos por las calles y vemos a nuestro alrededor a un gran número de personas que van con sus auriculares aislados frente a los demás o a jóvenes que “charlan”  a través de su móvil estando juntos.

         Todos estos modos de conducta nos llevan hacia la irresponsabilidad. Es el camino más directo al abismo. Por eso no vale únicamente con medidas económicas, por ello es necesario evolucionar hacia una sociedad más responsable.

         Es curioso que una sociedad que promueve conductas irresponsables, por otro lado demanda “responsabilidad”. Sólo hace falta ver los anuncios que podemos encontrar en cualquier farola, su encabezamiento siempre es el mismo “persona responsable…”. Es decir valoramos la responsabilidad pero promovemos conductas irresponsables.

         Y entonces ¿Que hacer?. Entiendo que se hace necesario llegar a un consenso social en el diagnóstico de la situación (excesivas dosis de irresponsabilidad). Es cierto que no hay equiparación en los niveles de irresponsabilidad pero puede resultar demasiado estéril la discusión de quién es más irresponsable que quién. 

         Desde ese consenso en el diagnóstico se hace necesario establecer un tronco común en valores a promover. Así entiendo que ser una persona responsable no es algo privativo de una u otra corriente ideológica. Establezcamos entonces la necesidad de avanzar en la responsabilidad. Por otro lado hay que evitar "dar bandazos" y que esos valores cambien cada vez que cambia el gobierno. Ello nos llevaría a trasmitir desorientación social.

         El tercer elemento es conseguir un compromiso en la difusión de esos valores a través de los medios de comunicación y el sistema educativo.

         El cuarto es llevar a la aplicación de dichos valores en los diferentes ámbitos que van desde la administración o la empresa hasta la unidad familiar.

         Sabemos que el compromiso es complicado pero también que lo será menos si todos creemos en la importancia del objetivo y nos ponemos en disposición de colaborar para lograrlo.


                                                        David Díez LLamas

                                                        Doctor en Sociología

                                               Autor del libro ¡Irresponsables!.

                                     


        

        

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