Entre
los que defendemos la creación de una autonomía leonesa no existe la división (que
algunos pretenden establecer) entre los defensores de una autonomía compuesta
por las provincias de León, Zamora y Salamanca respecto de otros que apostarían
por una autonomía uniprovincial de León.
En esa línea
resulta poco comprensible que se presente la agrupación de Iniciativa Autonómica
Leonesa como una apuesta por la autonomía uniprovincial de León. En la portada
de lo que es su documento aparece un mapa de las tres provincias. Sin embargo
considero que lo que se ha trasladado a la opinión pública es que en el mismo
se defiende una autonomía uniprovincial.
En mi
opinión la división existente podría ser entre los que apuestan por “el todo o
nada” o aquellos otros que creen mejor la opción “el ir por partes”. Las
diferencias serían más en lo que son las estrategias a seguir que en lo que
pudieran ser los objetivos finales. Para unos sólo sería admisible una
autonomía de las tres provincias leonesas, otros sin embargo piensan que es
mejor “empezar por algo” como el camino más adecuado para llegar a ese mismo
fin.
Es una
evidencia que los ritmos de demanda de una autonomía leonesa son muy distintos
en la provincia de León que en Zamora o en Salamanca. Bastaría ver la gran
diferencia entre las mociones “pro autonomía leonesa” aprobadas en la provincia de León respecto a las que han
seguido ese mismo camino en Zamora y Salamanca.
La autonomía
leonesa no cabe establecerla como imposición a nadie, no se puede replicar el
modelo que rechazamos en lo que ha sido la creación de la autonomía de Castilla
y León. Tampoco cabe el que se corten las aspiraciones a lograr una autonomía
leonesa por cuanto no se ha logrado suficiente adhesión en una parte del
territorio de la Región.
El lograr
una parte del objetivo podría ser eficaz para estimular el deseo de adherirse a
ese proceso en el resto de las provincias leonesas. Facilitaría algo tan
importante como el demostrar que es posible el alcanzar esta meta. El contar
con un apoyo institucional puede ser muy importante. Ahora el dinero público
se está empleando, desde la Junta, para anular la identidad leonesa y “fabricar
una identidad de Castilla y León” (como incluso reconoce el Ayuntamiento de
Valladolid). Habría que demostrar que esa autonomía funciona y hacer deseable
el poder incorporarse a ella.
Además de la
propia historia, hay signos claros de que la Autonomía de Castilla y León ha
perjudicado a las tres provincias leonesas. Un claro ejemplo sería la evolución
de la demografía. Entre 1.983 y el 2.020 la Región Leonesa perdió en el
conjunto de Castilla y León un -3.11% (que es el que gana Castilla). Las
provincias con peor saldo vegetativo (diferencia entre fallecimientos y
nacimientos) son precisamente las tres leonesas. Así en la provincia de León en
el 2019 hay 3.782 más defunciones que nacimientos lo que supone un -0.82% del
total de su población. En el caso de Zamora su saldo es de -1.808 que es un
1,08% de su población y en el de Salamanca -2.112 que es un -0.64%. En esta
misma línea podemos decir que mientras al inicio del proceso autonómico (1.983)
la Región Leonesa suponía el 2.94% de la población de España y el 43,2% de la autonomía de
Castilla y León, en el 2.020 esas cifras han pasado a ser del 2,03% de España y
un 40,1% de la autonomía de Castilla y León. El saldo vegetativo negativo de la
Región Leonesa es 6,75 veces superior al que se da en España.
Han pasado
suficientes años como para demostrar que este marco autonómico es lesivo para
el bienestar del conjunto de la ciudadanía leonesa. Habría que dar una
oportunidad al cambio. Si desde el embrión de una autonomía uniprovincial se
consiguiese cambiar esta tendencia ello podría estimular que Zamora y Salamanca
deseasen incorporarse a ese nuevo marco autonómico.
En todo caso hay que dejar muy claro que el aceptar una autonomía uniprovincial de León no supone en ningún caso el dejar de lado a Zamora y Salamanca. Que es una etapa y no un final de la reivindicación leonesa.
Soy de los
que piensan que es mejor “ir por partes” que el apostar por el “todo o nada”.
Nos puede aportar más instrumentos para conseguir el objetivo siempre y cuando
haya siempre una mano tendida al resto de provincias y además se consiga un
buen funcionamiento del nuevo marco autonómico. En ese sentido creo mejor
“empezar” que “esperar”. Es claro que la evolución económica, demográfica y
cultural nos está llevando al declive en el que estamos. Por todo ello creo
mejor el “algo” que seguir en la “nada”.
Pues que quiere que le diga. En cuanto ocurriese que León provincia se separase, ¿cree que la Junta no iba a reforzar su propaganda para evitar que el resto se muevan?
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